Temps des cerises

El espíritu que alumbró la canción “Temps de Cerises”, señora Esporrín, no casa bien con salir a celebrar de manera jocosa el triunfo de la derecha en plena noche electoral. Ni con festejar en tono de chufla la caída del gobierno municipal de Cambio mientras entre carcajadas se felicita al candidato de la derecha más retrógrada del Estado.

Joseba Asiron, Iruñeko Alkatea

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Sencillamente porque ello supone poner el destino de Pamplona, durante los próximos 4 años, en manos de UPN, de Cs y del PP, es decir el partido de las dietas de la CAN, el de la Gürtel y el que quiere acabar con los derechos históricos y el Convenio Económico de Navarra.

Y porque ello supone que los avances sociales de la última legislatura en materia de igualdad, de memoria histórica, de políticas sociales, de cooperación al desarrollo, de refugiados, de movilidad sostenible o de vivienda social pueden ser revertidos o desnaturalizados, simplemente borrados del mapa.

Señora Esporrín, Maite, la ciudadanía de Pamplona no votó el pasado domingo a favor de la llegada de la derecha al gobierno municipal de Pamplona.

Y, de hecho, dejó abierta la posibilidad de articular una mayoría alternativa, a pesar de la fatal dispersión del voto de izquierdas, que ha dejado a un 8% de los votantes sin representación de ningún tipo.

Y para que ello sea posible tan solo tiene que darse una circunstancia: que se termine ya con los vetos, con la exclusión de una parte importante de esta sociedad.

Uno de cada cuatro votantes de Pamplona apoyó el pasado domingo a EH Bildu, la fuerza que ostentó la alcaldía entre 2015 y 2019.

Son 26.000 mujeres y hombres, 10.000 votantes más que hace 4 años, y se merecen el mismo respeto que el resto.

Porque no son simples números, son personas que quieren que el Cambio prosiga y se haga más profundo.

Puede que desde Madrid sean percibidos como seres diabólicos, con cuernos y rabo, pero aquí sabemos que son personas normales que viven y trabajan aquí.

Son nuestros vecinos, la camarera que nos pone el café, el carnicero, el panadero, el taxista, nuestra médico e incluso muchos de nuestros familiares y conocidos.

Y no se les puede decir que están excluidos a perpetuidad del juego democrático, que no cuentan, que van a ser ignorados, tan solo porque alguien en Madrid ha decidido que sea así, en base a unos vetos que nadie ya comprende.

Porque es imposible articular una alternativa a la derecha que se base en la exclusión política del 25% del electorado, en dejar al margen a la segunda fuerza política de Pamplona, a 7 concejales y concejalas de izquierdas, elegidos de manera libre para que trabajen en el ayuntamiento desde una perspectiva progresista y de izquierdas.

Una perspectiva que, a buen seguro, se acerca mucho a la de quienes votaron en clave socialista, y que se encuentran en las antípodas ideológicas del señor Enrique Maya.

Dejemos definitivamente atrás la exclusión, los vetos, el ostracismo político, y abramos un tiempo de diálogo, de inclusión y de confluencia. Porque, como dice la vieja canción parisina “est bien court le temps des cerises”, pero mientras haya tiempo habrá esperanza.

Tan solo hace falta voluntad política, valentía y determinación, y quienes votaron a cualquiera de las opciones alternativas a Navarra Suma se merecen que hagamos ese esfuerzo.

Ya no es tiempo de darse la espalda, es tiempo de hablar, de entenderse y de construir. Es, en definitiva, un tiempo de frescas, dulces y rojas -rojísimas- cerezas.

Temps des cerises.

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