Maya y UPN abandonan el convento de Agustinas
El urbanismo es una de las herramientas fundamentales para la transformación de las ciudades y, como todas las cosas de la gestión pública, puede utilizarse para dirigir la ciudad hacia un modelo u otro. Así, podríamos hablar de un urbanismo especulador o de un urbanismo social y sostenible.
Borja Izagirre y Joxe Abaurrea EH Bildu Iruñea
2022-ko urriak 10
Viene al caso esta reflexión por la pérdida de oportunidad que supone el abandono definitivo al que someten al edificio del antiguo convento de las Agustinas echando por tierra una muy buena ocasión de poder rehabilitarlo, ponerlo en valor a través de un proyecto de hub audiovisual como industria pujante en la ciudad y su incorporación al ekoparque de Arantzadi de forma respetuosa e integradora.
Este edificio fue permutado a la CAN (malograda por UPN de donde cobraban suculentas dietas opacas, entre otros, el actual alcalde Maya) en 2010 por una parcela libre a la que esta entidad de ahorro le había echado el ojo. Para edulcorar el favor que el Ayuntamiento hacía a la CAN se disfrazó de interés municipal por obtener a cambio otra parcela construida con este convento. Un convento que siguió siéndolo hasta 2014, momento en el que quedó vacío y a su suerte. Como pudimos comprobar, no tenía el Ayuntamiento ningún proyecto de reutilización para ese edificio. Todo ese interés público se había desvanecido.
A partir de ahí se fue deteriorando y vandalizando. Cuando llegamos al gobierno municipal en 2015 una de nuestras prioridades fue recuperar y poner en valor todo el patrimonio inmueble municipal que hasta ese momento estuviese abandonado y sin uso. Así, las cerca de 200 viviendas municipales vacías y en deterioro que había dejado en herencia UPN las incorporamos a un proceso sostenido de rehabilitación con destino a la emergencia habitacional y creamos una oficina de vivienda (hasta entonces inexisten porque ¿para qué quiere UPN semejante cosa?) en un local municipal vacío del Casco Antiguo. Allí trasladamos también la oficina de PCH (empresa municipal de rehabilitación) porque hasta entonces ocupaba la planta baja de un edifico, Mayor 59, que tenía el resto vacío y sin uso. Así, lo rehabilitamos con destino a la creación de un coliving (espacio de residencia y trabajo para personas con proyecto de innovación social y medioambiental). Muy cerca de allí estaba la antigua Escuela de Música Joaquín Maya, también vacía y sin uso. Se rehabilitó y ahora es Plazara, centro comunitario para el casco Antiguo.
También encontramos abandonado y sin uso el antiguo conservatorio Pablo Sarasate que, tras rehabilitarlo, se destinó a la creación de la Casa de las Mujeres. Y del mismo modo iniciamos un proceso de adquisición y rehabilitación del antiguo colegio de las Salesianas en la Txantrea para destinarlo a Civivox, centro comunitario y unidad de barrio. La antigua estación de autobuses, en su zona de taquillas y cafetería languidecía sin uso y sin brillo. Junto con colectivos sociales se diseñó un proyecto de rehabilitación y destino como espacio de economía social y comercio local. Por otro lado, el conocido como chalet de Caparroso se destinó para albergue de personas refugiadas o migrantes en tránsito de común acuerdo con entidades que trabajan esta temática, mediante cesión al Gobierno de Navarra, competente en la materia que, por cierto, ha abierto sus puertas estos días. Todo este trabajo, de valoración de las potencialidades de los inmuebles, programarlos, en algunos casos con la participación de agentes sociales, presupuestar las rehabilitaciones y ejecutar los proyectos se llevó a cabo en tan solo 4 años con un notable esfuerzo y con un objetivo y concepto urbanístico muy claro: la reutilización del patrimonio inmueble público. Porque antes de construir nuevas edificaciones consumiendo un suelo muy valioso procede recuperar aquellos edificios que han perdido su uso y han quedado vacíos a la espera de una oportunidad. Para el edificio y para la propia ciudad que se beneficia de ello.
Volviendo al edificio de las Agustinas, también fue objeto de esta labor de búsqueda de oportunidades y así llegamos al final del mandato habiendo tenido varias conversaciones y reuniones con el Clavna (Cluster Audiovisual de Navarra) para la creación del hub audiovisual. Y preparamos un convenio que quedó pendiente de firma, al tiempo que llegaba de nuevo a la alcaldía Enrique Maya.
Pero hace pocas semanas, sin que se haya aportado la más mínima información al respecto, Maya ha decidido que abandona Agustinas y se lleva el contenido del proyecto a una bajera de Mendebaldea. La excusa, que no hay dinero para esta inversión que se estima en algo menos de 10 millones de euros. Pero este argumento se cae por sí solo si tenemos en cuenta que: en la bajera de Mendebaldea se van a invertir 5 millones de euros que podrían perfectamente invertirse en el edificio de Agustinas; o que Maya haya decidido gastar 10 millones de euros en un carísimo civivox en la zona de las torres de los ricos de Salesianos en vez de reutilizar un espacio tan querido del II Ensanche como el salón Champagnat y las dependencias anejas del colegio de Maristas que con 3 millones podría estar en marcha. No es un problema de dinero, ni de proyecto y uso deseable; es un problema de falta de voluntad, de cariño a la Ciudad y de visión estratégica. Y demasiadas prisas por sacarse una foto electoral, aunque eso suponga dejar Agustinas abandonado. La última vez que Maya superpuso su interés electoral al trabajo bien hecho fue en la pasarela del Labrit. Por prisas no se hizo la obligada prueba de carga y a la vista está el desastre de aquella decisión. ¿Agustinas será la siguiente víctima?