Maya echado al monte

No se puede caIificar sino de fiasco el exabrupto con el que este equipo de desgobierno ha dado por fracasado su intento por imponer desde su minoría un proyecto para el Paseo de Sarasate. Rueda de prensa en solitario de Fermín Alonso.

Joseba Asiron Diaz; Borja Izagirre Larrañaga; Maider Beloki Unzu (ediles de EH Bildu en Iruñea)

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Esa pobre escenificación, el tono de lamento impotente, el anuncio unilateral y apresurado del final del proyecto de Na+ y un alcalde sin el coraje de comparecer a explicar semejante decisión, nos muestran a un equipo sin liderazgo, sin norte, sin ideas y sin capacidad de generar consensos. Eso sí, echado al monte.

Y es que Maya está a otras cosas menos a gestionar el Ayuntamiento: está al discurso xenófobo, a confrontar con el gobierno y a tomar posiciones a la desesperada en su pugna por colonizar a la extrema derecha. Le da igual, para vergüenza de la ciudadanía, utilizar en esa deriva la institución que preside. Todo menos sacar adelante a esta ciudad; todo menos ejercer su responsabilidad.

Pero volvamos al tema de Sarasate y hagamos un poco de memoria. En el año 2011, cuando Maya cumplía 12 años como cargo político al frente de la Dirección de Urbanismo y con Barcina como alcaldesa, acometió una penosa intervención que configuró ese Paseo como una enorme barrera que separaba de forma brusca al Casco Antiguo del Ensanche. Además, con sus dos alturas, consiguió que el arbolado elevase sus raíces hasta un punto que compromete mucho un nuevo diseño, pero no lo hizo por deseo expreso, sino porque no pensó ni un segundo en ello… Y ahora, él y quienes talaron con nocturnidad y alevosía los 74 plataneros y acacias de la Plaza del Castillo, pretenden hacernos creer que la imposición de su proyecto se justifica para salvar los 76 celtis y tilias localizados en Sarasate. El colmo.

Pero sigamos haciendo memoria. En 2019, una vez acometida la primera fase del Plan de Amabilización, a la vista de la necesidad de reparar la chapuza de 2011, se decidió desde el gobierno del cambio lanzar un concurso de ideas que nos ayudase a pensar y deliberar sobre el aspecto futuro del Paseo de Sarasate, espacio llamado a ser el bulevar central de Iruña. Esto se vio truncado por el regreso de Maya a la alcaldía. Na+ se lanzó a una alocada carrera por revertir, ocultar o manipular todo lo que provenía del mandato anterior. Algo tan obsesivo que provocó, entre otras cosas, la enorme chapuza de la calle Amaya, ¿recuerdan? Y con el Paseo de Sarasate no iba a ser distinto: lanzaron el concurso y en noviembre de 2019 seleccionaron tres proyectos, Había mucho tiempo para analizarlos, trabajarlos y consensuar, entre todos y todas, una actuación enriquecedora para la ciudad, pero, misteriosamente, el birreprobado concejal Alonso los metió en un cajón y prefirió olvidarlos durante más de un año.

Fue en 2021, con el fin de la legislatura en el horizonte, cuando los recuperó, pero desde la unilateralidad, sin contar con la mayoría de la Corporación y tratando de adueñarse del protagonismo político. Así, desoyendo diversas declaraciones institucionales aprobadas que le llamaban a la búsqueda del mayor consenso posible, Maya y Alonso decidieron, por su cuenta y riesgo y con agosticidad, licitar su propio proyecto que, cosas de la vida, abandonaba los seleccionados en el concurso. Se inventó la excusa del arbolado a pesar de que los tres proyectos lo preservaban y obviando convenientemente que donde sí se preveía su posible desaparición era en el pliego de condiciones que para este concurso lanzó Na+.

Visto este proceder y hasta aclarar el tema, tuvimos que forzar a este funesto tándem Maya-Alonso a lo que ahora vemos que fueron suspensiones-trampa. Hasta tres tuvieron que formalizar, pero para no arreglar nada, sino para ganar tiempo. Mientras evitaban el debate de fondo (la eliminación del efecto barrera del actual paseo) magnificaban la polémica de los árboles como si no fuera posible salvarlos en un proyecto que, además, diseñara una plataforma única en vez de las dos alturas actuales. Pidieron informes a su responsable de Jardines, pero esos informes ya no miraban a los grupos municipales sino a la prensa, intentando forzar allí el debate político que negaban en el Ayuntamiento. Creían que de esa forma la oposición cedería y les permitiría acometer esta nueva chapuza que hubiera costado a todos y a todas las pamplonesas 10 millones de euros, una chapuza que, como acostumbra Maya, no soluciona nada, sino que es puro marketing que luego hay que arreglar (¿les suena la Pasarela del Labrit?). Y mientras esto pasaba, sólo miraban el calendario, su obsesión era llegar a tiempo para inaugurar ese esperpento antes de las elecciones, necesitados como están de logros tangibles (ya que los intangibles se pierden en sus “praderas inmundas”). Pero de nuevo se equivocaron. No todos y todas somos como ellos. Hay quienes estamos en el Ayuntamiento para actuar con responsabilidad, buscar las mejores soluciones a los problemas y pensar en el bien y en el futuro de la ciudad, no en glorificar sus chapuzas.

Y en el colmo de su soberbia, acusan ahora a la oposición de paralizar el proyecto, de bloquearlo, de hacerlo inviable, como si no fuera responsabilidad suya, es decir de quien gobierna, lograr los apoyos necesarios para elaborar la mejor de las alternativas y sacarla adelante. Este nuevo desvarío no extraña en quien hace apenas unas semanas quiso perpetrar un pucherazo para imponer sus presupuestos. Para Na+ la minoría puede imponer sus tesis a la mayoría y sus apenas 43.000 votos valen mucho más que los 160.000 que no les apoyaron. Pero lo peor es que su enfado, su fracaso y su frustración se lo hacen pagar a la ciudadanía que ve como se retrasa esta necesaria obra de reurbanización.

Lo único cierto es que estas derechas han venido maltratando a nuestro querido Paseo de Sarasate, lo han utilizado en esta ocasión de forma partidista en vez de verlo como un proyecto común de ciudad y que tendrá ser un nuevo gobierno de cambio el que asuma el reto de llevarlo a buen puerto. ¿Y mientras tanto?, por desgracia para Iruñea, Maya seguirá desaparecido en los temas de ciudad y echado al monte en los otros.

Gehiago