ahötsa_

En los últimos días el nuevo curriculum de religión ha suscitado un gran revuelo tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales. Por supuesto, el curriculum de religión se refiere  a la religión católica en un Estado “aconfesional”

No hemos analizado detenidamente el susodicho curriculum, ni tenemos intención de hacerlo. La cuestión religiosa es un tema estrictamente personal y por tanto se debe de quedar única y exclusivamente en el ámbito personal. No tiene ni debe de estar en los centros docentes.

La religión no debiera tener sitio en los centros de estudio y tampoco debiera imponer otra asignatura, adoctrinadora también, a quien no quiere recibir adoctrinamiento religioso. En Navarra, a día de hoy, en algunos centros (incluidos algunos públicos), durante el horario lectivo, se recibe la visita del obispo. En dicha visita el alumnado, ya sea de religión o no, recibe el consabido sermón del “representante de dios”. Una compañera, me contaba el otro día, que una niña de Primaria, de una escuela pública, le preguntó al obispo viajero: ¿Qué llevas debajo de la sotana? Ante ello, el interpelado, con una indisimulada mueca de desprecio le respondió: “Mujer tenías que ser”. A saber por qué hizo la pregunta. Tal vez porque la ropa que llevaba le produjo extrañeza o porque creía que era un innovador rupturista en el tema de género… No, seguramente ese no fue el motivo, ¿quién sabe cuáles fueron sus razones? En cualquier caso, seguro que la respuesta dejó impactada a la niña. Tuvo la “suerte” de presenciar y oir una nueva muestra de desprecio hacia las mujeres. Eso sí, el obispo y su séquito repartieron a todas las niñas y los niños un rosario como recuerdo de tan ilustre visita. ¿Qué creeis que hizo la niña con el rosario? Imajinarlo, ser libres.

La religión católica es uno de los soportes principales del modelo social heteropatriarcal y por ello la queremos fuera de las escuelas. Por eso y por mucho más, pero fuera de las escuelas.