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Hoy, hablo de Ibon, tal y como podría pronunciar cientos de nombres que pasan por la misma situación… Pero hoy, lo hago en nombre de Ibon, en recuerdo de sus abrazos, de sus sonrisas, de su mano apretando la mía sabiendo que más allá de nuestras diferencias, había encuentros en noches sin dormir, en miedos contraídos, en esperanzas hilvanadas en más de una madrugada, en llantos de madres y padres al regalar sus almas angustiadas…

Hoy hablo de Ibon, porque no quiero que se vaya, que se lo lleven , que lo encierren…

Hoy, hablo de Ibon, porque una vez más, este mundo de historias contadas al revés me hace estremecer, y por mucho que me afane en intentar mirar desde diferentes prismas y con ojos de todos los colores, sólo contemplo la injusticia que me hace sentir su ausencia.

Hoy, hablo de Ibon, de la impotencia, de la incertidumbre, del sufrimiento, de los insomnios, de la juventud que vuela y les tirotean las alas, de los minutos pasados y los años arrebatados, de las rejas, las alambradas, las salas de espera que desesperan, de los vises grises, de los presentes que se oscurecen porque no está a tu lado la persona a la que sientes…

Hoy, hablo de Ibon, y de cientos de jóvenes más, y de mí, y de todas las personas que les aman y de cómo recomponer todas estas vivencias que nos dejan con la cabeza en los pies y de cómo superar un día más sin ell@s supone que respirar sea toda una odisea y de cómo aún así, mantenemos la dignidad bien alta, la sonrisa en la cara aunque la carcajada está sostenida y de cómo, aún así, seguimos esperando que la historia se rompa y se vuelque de nuestro lado, y no vengan nunca más monstruos verdes y azules a arrebatarnos su abrazos.

Hoy, hablo de tod@s vosotr@s, porque os quiero en la calle, libres, luchadores insaciables, pájaros de cielos y árboles…