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Recientemente se ha conocido el nombramiento como teniente general del guardia civil Arturo Espejo Valero, implicado en la muerte de Mikel Zabalza. Después de tantos años es doloroso volver a reafirmar, una vez más ,que los torturadores tienen total impunidad.

Quien actualmente forma parte de la cúpula superior de la Guardia Civil era teniente del servicio de información el 26 de noviembre de 1985, cuando fueron detenidos Mikel, Manolo, Idoia, Ion, Aitor y Patxi. Fue condecorado por primera vez un año antes, el 4 de octubre de 1984, con la cruz de distintivo blanco. Inevitablemente han necesitado cómplices para poder seguir practicando torturas impunemente.

Según una información publicada por EL MUNDO en 1995, Espejo dirigió la detención y el interrogatorio de Mikel Zabalza. Según este periódico, Mikel Zabalza fue torturado por los guardias civiles Enrique Dorado Villalobos y Felipe Bayo Leal, hasta la muerte, en el cuartel de Intxaurrondo. Y al ver que “se les había ido de las manos”, lo llevaron a la oficina del jefe del servicio de información. Espejo le hizo el “boca a boca”, en vano. A continuación avisó al comandante Enrique Rodríguez Galindo, personandose en su domicilio. En los interrogatorios y torturas también participaron los guardias Luis Sandoval Campos, Francisco Hermida Bouza y Francisco Javier Millán Pérez.

Posteriormente, Espejo preparó junto a Jorge Argote, abogado del Ministerio del Interior, la coartada del Estado. Es decir, es uno de los autores de la versión oficial. Se inventaron que Mikel Zabalza había huido, cuando se lo llevaron en busca de un zulo. Espejo, que mantuvo una reunión secreta con miembros de la Dirección General de la Guardia Civil para preparar y defender la versión, ha defendido desde entonces que es uno de los que llevo a Mikel a Endarlatsa, aceptando mentir voluntariamente.

Sin embargo, hoy en día está suficientemente demostrado que eso que inventaron en 1985 no tiene ningún fundamento. El Gobierno Vasco ha reconocido a Mikel Zabalza víctima de la violencia policial, en contra de la versión oficial defendida por el Gobierno español y la Guardia Civil. Esto se suma a lo que aclara la conversación entre el entonces director del CESID,Juan Alberto Perotey Pedro Gómez Nieto, capitán de la Guardia Civil, publicada por EL MUNDO entonces y El Público en 2021.

Espejo declaró como inculpado ante el juez de San Sebastián, pero la causa se cerró en 1988. Los indicadores más lacerantes de impunidad son los ascensos, condecoraciones, cruces y medallas a los miembros de la Guardia Civil. Pero no los únicos. La impunidad no sólo toca al cuerpo militar. También es responsable la justicia, y también lo es Gobierno español.

Espejo fue nombrado general de brigada en 2017 y ahora la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien tuvo como asesor a Galindo, le ha otorgado el cargo más alto que ha podido. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, lo ha nombrado jefe del Mando de Apoyo de la Guardia Civil; el mismo que fue juez instructor en siete de las once condenas impuestas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos a España.
Lamentablemente, este ascenso de cargo demuestra que la tortura en el Estado español sigue necesitando de una impunidad absoluta y que la estrategia contra la disidencia política en Euskal Herria sigue viva. Reducen a cero a las víctimas del Estado, haciéndolas de nuevo victimas, demostrando que están lejos de alcanzar la verdad, la justicia y la reparación.

Ante la humillación que deben vivir las víctimas del Estado, hacemos un llamamiento a los responsables políticos y a las instituciones de Euskal Herria para que intervengan en la medida de sus posibilidades. Es imprescindible desclasificar la información que depende del Gobierno español para esclarecer el caso de Mikel Zabalza. Es imprescindible aclarar, reconocer y no volver a victimizar los 5379 casos de tortura que se han producido en Euskal Herria, para dar pasos en favor de la convivencia real. Este no es el camino.