El 25 de noviembre Iruñea exigirá una justicia feminista contra la violencia machista

Más allá del derecho a justicia y reparación de las supervivientes de la violencia machista y ante las deficiencias de "la justicia patriarcal", desde la Plataforma navarra de mujeres contra la violencia machista reivindican vías de reparación y de justicia que realemente logren que las víctimas de violencia tengan una vida digna.

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El día 25, nuevamente, el movimiento Feminista de Euskal Herria tomará ciudades, pueblos y barrios y en Iruñea lo haremos bajo el lema Contra Violencia Machista, Justizia feminista.

No estamos locas, no somos histéricas, ni estamos despechadas, lo que estamos es hartas, enfadadas, cansadas y molestas… de tener que repetir año tras año las mismas reivindicaciones, las mismas peticiones, las mismas reclamaciones porque la violencia machista continúa sin tregua, asesinándonos, agrediéndonos, humillándonos y desprestigiandonos de mil formas con todas las armas que tiene en su poder el patriarcado.

Este año han sido asesinadas oficialmente 3 mujeres en Euskal Herria, 38 en el estado español y centenares cada día en el mundo.

No todas somos víctimas de esta violencia física extrema, pero si todas sufrimos de una forma u otra la violencia psicológica, sexual, económica, institucional… todas las expresiones de la violencia machista se entremezclan y de una u otra manera nos atraviesan a todas.

Las sufrimos cuando se obvia del trabajo de cuidados que realizamos para sostener la vida gratuitamente o en condiciones laborales indignas, las sufrimos cuando se desprecia la lucha de las trabajadoras de las residencias, del ciclo 0-3 ofreciéndoles unas migajas para desactivar su movilización, las sufrimos cuando se nos ofrecen trabajos precarios… Y esta violencia se ensaña todavía con mayor ferocidad con las mujeres más vulnerables, con las mujeres migrantes o con discapacidad.

Con nuestra lucha hemos ido conquistando los espacios públicos y también la calle, la noche, la fiesta… pero una y otra vez se intenta excluirnos de ellos y recluirnos en casa mediante mensajes que nos inducen al miedo a la agresión del “otro”, del “extraño”, del “desconocido”, mensajes alimentados y reforzados por los medios de comunicación, la clase política y la propia sociedad. Pero la realidad es bien distinta, la mayoría de las agresiones que sufrimos las mujeres vienen por parte de hombres que conocemos. Hombres que son nuestros amigos, nuestras parejas, nuestros familiares, nuestros compañeros de trabajo, de militancia… No son manadas, no son monstruos, no son enfermos, no son gente sin nombre, no son otros. Resulta que quienes nos pegan, nos humillan, nos violan… son de los nuestros. Hijos sanos del patriarcado. Muy pocos están dispuestos a aceptar esta realidad, porque es más fácil, más cómodo, echarles la culpa a otros. Y cuando el problema está en casa, en la cuadrilla, en el trabajo… salen todos los siglos de patriarcado enseñado e interiorizado y reproducen sin ningún reparo todo lo aprendido y pretende imponer el orden establecido: nosotras volvemos a ser las desquiciadas, las despechadas… las locas y ellos las pobres víctimas. Necesitamos que vosotros os posicionéis, nos creáis, deis un paso al frente y no permitáis ninguna agresión en vuestro entorno cercano.

En nuestro lema decimos que contra esta violencia machista es necesaria una Justicia Feminista. Como sabéis el pasado mes de octubre realizamos unas jornadas que pretendían poner sobre la mesa alternativas a la vía penal, al punitivismo y hacerlo desde el feminismo, despojándose de la construcción patriarcal del sistema.

Nos parece un tema fundamental que todas las supervivientes de violencia machista tengan derecho a justicia y reparación. Desde las instituciones se insta a las mujeres a que denuncien la violencia que padecen y parece que el único cauce posible es el penal. Pero muchas mujeres no optan por ese tipo de vía porque no existe ni formación ni sensibilidad en una gran parte de las personas que las acogen ni en los operadores jurídicos, y en muchas ocasiones no consideran la vía punitiva la más efectiva ni la más segura. Las mujeres que deciden denunciar deben pasar por tras tortuosos procesos judiciales y sociales en los que son cuestionadas permanentemente, revictimizadas, humilladas y ninguneadas. La justicia patriarcal no nos sirve, porque su fin último es el castigo, en ningún caso la reparación y el reconocimiento del daño. ni muchísimo menos, generar mecanismos para que las mujeres podamos ser libres.

La ilustradora Leire Urbeltz representa en el cartel diseñado para esta ocasión que la justicia patriarcal necesita una revisión, que desde el feminismo reflexionemos acerca de vías de reparación y de justicia poniendo estas ideas al servicio de un sistema que realemente logre que las víctimas de violencia tengan una vida digna.

Pero no solo es necesario otro modelo de justicia, las supervivientes de violencia machista necesitan recursos para seguir con su vida. La Administraciones públicas deben posicionarse más allá de minutos de silencio y lazos morados, tienen que establecer presupuestos suficientes para hacer frente a la recuperación de las mujeres que sufren violencia, pues no es de recibo que condenemos la violencia sin proveer mecanismos que ayuden a paliarla. Necesitamos recurso integrales, públicos y de calidad, sin listas de espera, con condiciones dígnas para mujeres usuarias y trabajadoras.

Este 25 de noviembre queremos exigir que los hombres dejen de agredirnos o que no sean cómplices de las agresiones y requerir a las instituciones que hagan su trabajo porque su pasividad, las hace responsables de la violencia que sufrimos. Ya nosotras tenemos derecho a vivir en una sociedad donde seamos libres.

Ante el aumento de discursos que niegan la existencia de una cultura patriarcal que nos condena a vidas sometidas a múltiples violencias, el movimiento feminista seguirá organizándose, y tomando las calles

Gehiago