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“Ayer asistimos a un lamentable espectáculo en el que nuestro barrio ha sido moneda de cambio. No ha importado el bienestar de sus vecinos ni vecinas, ni tampoco la opinión expresada en un proceso participativo que, al final, ha quedado en papel mojado”, han denunciado desde la iniciativa vecinal, que no se resigna a lograr que se declare Alde Zaharra como “zona saturada” porque consideran que eso es “lo que responde al modelo de barrio que queremos, un modelo sostenible y habitable en el que prevalezcan las necesidades de las personas que viven en él y no intereses mercantilistas.” Aranzadi presentó una propuesta en este sentido, pero fue rechazada en el pleno municipal.

Sin embargo, son conscientes de que “los ritmos y procesos de la institución son los que son, y que, en general, van por detrás del movimiento social”, por ello, esperan de quienes “se supone que representan el cambio” que recojan sus propuestas, dialoguen “y faciliten nuestro camino con acciones concretas que tengan un impacto real mientras andamos”, en relación al pleno en el que ayer, con la abstención de Aranzadi en los presupuestos que no salieron adelante y la suma de los votos de Geroa Bai a los de UPN en favor de UNZU, el macrohostel tiene ahora vía libre.

Piden “responsabilidad política de quienes han traído el cambio, que han conseguido aunar voluntades por encima de intereses individuales y sumar así para avanzar en la consecución de una ciudad mejor” porque dicen que “todos son necesarios para hacerlo posible”.

“A día de hoy, tenemos un escenario en el que el macrohostel de Unzu y otros futuros proyectos hoteleros tienen luz verde para abrir sus puertas en el Casco Viejo, con todo lo que ello implica. Tampoco hay presupuestos, que tal vez no fuesen los mejores, pero que iban a suponer el desarrollo de numerosos proyectos reclamados desde barrios en los que la inversión municipal ha dejado que desear”, lamentan.

AZ ekimena ha criticado a todos los partidos políticos sin excepción. Consideran que ese escenario se debe “a los intereses de quienes defienden la construcción de un macroproyecto hotelero, pero son capaces de renunciar a ello en función de por dónde sople el viento y no lo son cuando es la ciudadanía quien se lo solicita. También a quienes no son capaces de salir de sus zonas de confort, puristas y retóricas, para hacer efectivos cambios reales a base de trabajo político de fondo y diálogo”, denuncian. También critican a quienes tienen la labor “de conseguir consensos y que deberían mostrar más firmeza frente a las acciones que defienden explotar el Casco Viejo con una visión mercantilista antes que el residencial”. Y a quienes “disfrutan del circo desde la barrera de la oposición, y que apuestan, una vez más, por un modelo de barrio que no responde a las necesidades de quienes vivimos en él”.

“Había la posibilidad de dar pasos reales hacia el barrio que queremos y no ha sido posible. Esperábamos decisiones responsables que nunca han llegado. Nos sentimos profundamente decepcionadas, pero reafirmadas en nuestras propuestas. Seguiremos trabajando para que sean realidad”, finalizan.