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Para realizar
esta labor, partimos de una base vocacional muy alta, garantizando una buena
intervención pero, en muchas ocasiones, olvidándonos de nuestras precarias condiciones. 

Nuestro sector parte de un asistencialismo muy arraigado. Aunque ahora este
profesionalizado, ha sido históricamente una labor feminizada y supeditada a la caridad y
beneficencia, por tanto, nuestro reconocimiento en la sociedad ha sido prácticamente
nulo. Es un sector no visibilizado, por lo que quedamos olvidadas tanto las personas
usuarias, como las profesionales que las atendemos. 

Todo ello, nos lleva a tener unas condiciones laborales pésimas: Profesionales viviendo
con sueldos por debajo del umbral de pobreza; no reconocimiento de la nocturnidad,
turnicidad; bajos ratios de trabajadoras por usuarias, lo que conlleva a una sobrecarga
laboral; falta de calendarios laborales; abuso de la contratación en fraude; elevado
número de agresiones; sueldos congelados desde hace una década; altos niveles de
estrés y ansiedad… 

En consecuencia de lo anterior, nos encontramos ante un colectivo con altas tasas de
rotación y de queme profesional, que se pueden evitar si se cuidase más a las
trabajadoras. Actualmente las profesionales tenemos fecha de caducidad. Son pocas las
personas que aceptan trabajar en estas condiciones y las que lo hacemos, vemos difícil
poder jubilarnos así. 

Queremos un convenio sectorial que nos garantice unas condiciones laborales dignas en
todo Navarra, de cara a la Administración y de las entidades subcontratadas por esta. Por
lo que exigimos que se abra la mesa de negociación del I convenio sectorial de
intervención social de Navarra ya. 

Para reclamarlo, llamamos a toda la sociedad navarra a participar en la concentración que
tendrá lugar el próximo sábado, 14 de abril a las 13:00 en el Ayuntamiento de Pamplona. 

Es hora de cuidar a las que cuidan.