Pasarela del Labrit: 3 años de mentiras, vergüenza, retrasos y sobrecostes
Como si de un niño malo que acaba de cometer una trastada se tratara. Así se ha comportado Maya al llevar en vísperas de las fiestas de los Sanfermines, de tapadillo, el enésimo incremento de costes de la pasarela del Labrit.
Borja Izagirre Concejal de EH Bildu en Iruñea
2022-ko uztailak 26
Lo que iba a ser una cuestión sencilla de resolver y por ello poco costosa económicamente, según gritó Maya a los cuatro vientos de la mano de su concejal Echeverría, se ha convertido en dechado de maldades y un compendio de chapuzas. En estos tiempos en los que la mentira se ha convertido en una forma de hacer política en el ámbito de las derechas, esto no iba a ser otra cosa. Se trata de negar la mayor y decir, como dijeron, que igual era solamente cosa de la estética y de unas chapas descolgadas. Que el análisis era muy exagerado, que las empresas chocheaban, que el personal funcionario implicado y comprometido no merecía respeto. Eso lo resolvía UPN en un abrir y cerrar de ojos. “Al día siguiente” la tendría abierta dijo Echeverría. Eso era antes de las elecciones, claro.
Pero en este caso la mentira se arrastra de forma lenta y exasperante. Porque el objeto de la mentira, la pasarela del Labrit, sigue ahí, de forma impertinente, llena de andamios y toldos de colores como si fuera una pobre barraca de feria que no termina de abrirse al espectáculo. Después de algo más de tres años desde que Maya y su nefasto equipo de gestión entrara por segunda vez en el Ayuntamiento de Pamplona-Iruña, a pesar de todas las maniobras de distracción y de los intentos por embaucar a una población que asistía expectante al desenlace de este culebrón, la pasarela sigue ahí, como una enorme denuncia clamando a los cuatro vientos que UPN contrató un proyecto irreal por imposible. Porque estaba muy mal diseñado en sus cálculos y sus cimentaciones. Y que se ejecutó muy mal, con prisas, sin practicarse la legalmente obligatoria prueba de carga estática para poder comprobar que todo iba bien. Pero, en aquel momento (2011), UPN tenía prisa electoral y sin las garantías de seguridad exigibles, inauguraron la pasarela. Debieron pensar: malo sea que no funcione.
Y eso es justo lo que ha pasado: no funciona. Y aunque el pecado original estuvo en no hacer la prueba de carga estática, antes de abrirla por primera vez al público, han querido jugar con otros elementos para hacer creer que Asiron y su gobierno exageraban sus males para atacar políticamente a UPN. Y que, siendo una pasarela premiada, no debía sustituirse por una nueva por más que detrás del diseño se escondiese una enorme chapuza. “Ya veréis -nos decían- cómo esto se resuelve sin más problemas con un leve arreglo, un acuerdo con las aseguradoras de las empresas responsables y si te he visto no me acuerdo”.
Dijo Alexander Pope, poeta inglés, que “el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”. Y en eso llevan estos últimos cuatro años, especialmente los más de 3 que llevan al mando (por decir algo) del Ayuntamiento. Si recuerdan llegaron a decir, con muy poco rigor y muchas ganas de enredar, que la pasarela estaba protegida por estar sobre la muralla. Príncipe de Viana lo desmintió en su informe posterior. Nos dijeron que el Colegio de Ingenieros, cuyo Presidente lanzaba cantos de sirena sobre la misma teoría de UPN de los daños exagerados, lo resolvería todo. ¿Por qué el Colegio tendría una opinión mejor formada que dos empresas especializadas y con rango internacional que ya se habían pronunciado en el expediente de responsabilidades? No quiero pensar que era porque el susodicho presidente fue concejal de AP en este mismo Ayuntamiento, pero el caso es que el contrato fue declarado ilegal por haberse realizado a dedo y sus previsiones, bastante más altas en costes de lo que esperaba Maya, fallaron como una escopeta de feria.
Juristas y arquitectos municipales, junto a estas empresas especializadas, habían definido a esta pasarela como una ruina económica que por su alto coste y riesgo de colapso era aconsejable retirar y sustituir por otra nueva. Pero Maya tenía otro plan, el de inventar esas 20 mentiras para poder sostener la primera. Por esa razón, lo que decían que iba a costar muy poco a las arcas municipales lleva ya más de un millón de euros en costes… Y subiendo.
Pero las mentiras y las ocultaciones no pueden parar, hay que seguir alimentándolas para que no se revelen ante la opinión pública como lo que son: una gran farsa. En sus cálculos políticos sin rigor llegaron al autoengaño y pensaron que para 2020 tenían todo apañado, la pasarela de nuevo en marcha y las mentiras y responsabilidades arrinconadas por inconvenientes. Ya estaría arreglada y en marcha. ¿Qué más quieres? Pero ese cálculo no era correcto y lo sabíamos porque no los habían dicho las empresas especializadas que nos asesoraron y que tenían recomendación de universidades de prestigio en esta materia. Y sin embargo Maya y Echeverría, arquitectos sin conocimientos en esta materia, quisieron hacer creer lo contrario. Montaron una enorme falsedad y la han tratado de sostener…hasta ahora.
Lo que ocurre es que esa expectación del público ante la promesa de una buena gestión ha mutado en un bochorno y enfado generalizado del que ya nadie espera otra cosa, sino que acabe cuanto antes y que no nos cueste dinero, algo que no está ni mucho menos garantizado. Porque nos va a salir más cara que nueva y no vamos a recuperar el total de lo gastado. Porque en esta carrera de mentiras y ocultaciones, aprovechando el inicio de las esperadas fiestas de San Fermín, nos han colocado por la puerta de atrás otros 156.000 euros más de sobrecoste. Y ya estamos en 750.000, que si sumamos nuevos estudios, encargos y andamiaje nos llevan ya por encima del millón de euros. Y en el 2010 costó 680.000 euros. ¿Cuál va a ser la siguiente mentira u ocultación con la pasarela del Labrit señor Maya?