Otegi y la utopía de la paz en Euskal Herria

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) acordó recientemente admitir parcialmente el recurso presentado por el que fuera portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi por el denominado "caso Bateragune".

Germán Gorraiz López. Analista.

2016-ko otsailak 29

Si bien
aplaza su decisión sobre la cuestión más relevante, que debe
establecer si la Audiencia Nacional vulneró los derechos del dirigente
abertzale durante el juicio por este asunto y que siguiendo la Doctrina
Garzón que señalaba que “todo el entorno de la Izquierda Abertzale
era ETA” le condenó por “integración terrorista” por intentar la
reconstrucción de Batasuna.bajo las órdenes de ETA”.  Arnaldo Otegi
saldrá de prisión según la nueva liquidación de condena que le ha
hecho la Audiencia Nacional al estimar el recurso que interpuso para que
le descontaran de la pena de 10 años por el caso Bateragune las
comparecencias apud acta (ante el juzgado) aunque le ha impuesto una
inhabilitación para ejercer cualquier cargo público hasta 2021,
estrambote jurídico que será desmontado por el Tribunal Supremo al
aplicar la Doctrina Casanova pero se encontrará una sociedad que
continua inmersa en una profunda e inquietante distopía.

El término distopía fue acuñado a finales del siglo XIX por John
Stuart Mill en contraposición al término eutopía o utopía, empleado
por Tomas Moro para designar a un lugar o sociedad ideal. Así,
distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre
en términos antagónicos a los de una sociedad ideal”. Las distopías
se ubican en ambientes cerrados o claustrofóbicos enmarcados en
sistemas antidemocráticos, donde la élite gobernante se cree investida
del derecho a invadir todos los ámbitos de la realidad en sus planos
físico y virtual e incluso , en nombre de la sacro-santa seguridad del
Estado, a eliminar el principio de inviolabilidad (habeas corpus) de
las personas, síntomas todos ellos de una posterior deriva totalitaria
del sistema plasmada en la instauración de la Ley Antiterrorista, la
práctica consentida de la tortura, la política de dispersión de los
presos y el mantenimiento en prisión de Arnaldo Otegi, elementos
constituyentes de la llamada “la perfección negativa”, término
empleado por el novelista Martín Amis para designar “la obscena
justificación del uso de la crueldad extrema, masiva y premeditada por
un supuesto Estado ideal”.

LA DERIVA TOTALITARIA DEL ESTABLISHMENT DEL ESTADO

El establishment del Estado español estaría formado por las élites
financiera-empresarial, política, militar, jerarquía
católica, universitaria y mass media del Estado español, herederos
naturales del legado del General Franco que habrían fagocitado todas
las esferas de decisión (según se desprende de la lectura del libro
“Oligarquía financiera y poder político en España” escrito por el
ex-banquero Manuel Puerto Ducet), e iniciado asimismo una deriva
totalitaria que habría ya convertido a la seudodemocracia española en
rehén del establishment y que tendría como objetivo último la
implementación del “Estado Tardofranquista”. La deriva totalitaria
del Estado español estaría amparado por la “espiral del silencio”
de los medios de comunicación de masas del establishment. Teoría
formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su
libro “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel
social” (1977) que simbolizaría “la fórmula de solapamiento
cognitivo que instaura la censura a través de una deliberada y
sofocante acumulación de mensajes de un solo signo”, ( todo es
ETA), con lo que se produciría un proceso en espiral o bucle de
retroalimentación positiva. Sin embargo,la teórica política
judío-alemana Hannah Arendt en su libro “Eichmann en Jerusalén”,
subtitulado “Un informe sobre la banalidad del mal”, nos ayudó a
comprender las razones de la renuncia del individuo a su capacidad
crítica (libertad) al tiempo que nos alerta de la necesidad de estar
siempre vigilante ante la previsible repetición de la “banalización
de la maldad” por parte de los gobernantes de cualquier sistema
político, incluida la sui-genéris democracia española, pues según
Maximiliano Korstanje “el miedo y no la banalidad del mal, hace que el
hombre renuncie a su voluntad crítica pero es importante no perder de
vista que en ese acto el sujeto sigue siendo éticamente responsable de
su renuncia”.

¿HACIA LA UTOPÍA DE LA PAZ EN EUSKAL HERRIA?

El actual sistema dominante o establishment de las sociedades
occidentales utilizaría la dictadura invisible del consumismo
compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo
primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista
que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad
homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de
manipulación de masas. Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert
Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1.964), explica que
“la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de
bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a
los individuos al carro del consumo y la pasividad política”, con lo
que la utopía aparece como algo inalcanzable.

Así, en el supuesto de conformarse en el Estado español un Gobierno
reformista, asistiremos a la escenificación de la metamorfosis del
Régimen del 78 mediante una reforma edulcorada de la actual
Constitución vigente que implementará un Estado monárquico, jacobino
y eurocéntrico, siguiendo la máxima del gatopardismo (“Cambiar todo
para que nada cambie”) y a la continuación de la deriva autocrática
iniciada por el PP. La autocracia, del griego autos (por sí mismo) y
kratos (poder o gobierno), sería la forma de Gobierno ejercida por una
sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito
endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia
formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista
elegida mediante elecciones libres , llegado al poder se metamorfosea en
régimen Presidencialista con claros tintes autocráticos (inflexible,
centralista y autoritario).

Los sistemas autocráticos (gobiernos de facto), serían pues una
especie de dictaduras invisibles sustentados en sólidas estrategias de
cohesión (manipulación de masas) y represión social ( promulgación
de Decretos-Leyes que rozarían la constitucionalidad pero que quedarán
revestidos por el barniz democratizador del Tribunal Constitucional de
turno (Ley Mordaza) Posteriormente y en el paroxismo de la lógica
distópica, se procederá a la implementación de la “Doctrina
Aznar” que tendría como ejes principales la culminación de la
“derrota institucional de ETA para impedir que el terrorismo encuentre
en sus socios políticos el oxígeno que le permita sobrevivir a su
derrota operativa” y el mantenimiento de la “unidad indisoluble de
España “, lo que se traducirá en el finiquito de la representación
institucional lograda por EH Bildu en base al apoyo popular mediante la
ilegalización del partido abertzale Sortu tras la remisión por
Dignidad y Justicia a la Fiscalía del TSJPV de una denuncia penal
contra el presidente de Sortu, Hasier Arraiz por unas declaraciones en
las que emplazó a “dar jaque mate a la Guardia Civil” y la
prohibición de la celebración del referéndum sobre la independencia
en Cataluña, medidas que conllevarán el final de la más larga
experiencia seudodemocrática de la historia del Estado española (35
años).

En consecuencia, la utopía de la paz en Euskadi deberá esperar a que
un determinado número de personas en el Estado español (Masa
Crítica), alcance una conciencia más elevada , momento en que el
individuo es capaz ya de realizar un salto evolutivo y lograr un cambio

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