Maravillas y el Cambio

Tuve la oportunidad de ser una delas miles de personas que acudió a la manifestación de apoyo a los y lasjóvenes que defienden un espacio para el desarrollo de un proyecto lleno deesperanza y de sueños.

Anika Gil Pérez-Nievas Graduada Social

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La marea de personas de todas las edades que secundaron el llamamiento me llamó la atención. Debo reconocer que no lo esperaba. Y fue algo gratificante. Desgraciadamente, manifestarse en defensa de proyectos y reivindicaciones que chocan con intereses de este sistema caduco no es novedoso… pero en este caso noté algunos aspectos que sí que me indujeron a pensar que hay cambios y evolución en el mismo movimiento de ocupación, y es lo que me induce a escribir estas líneas.

El cambio no es un sustantivo, un“alias”, que nomina la alianza de ciertos sectores políticos, como insistentemente parece que recurrimos a reducir. Cambio como concepto indicauna transformación, e incluso sustitución de algo existente por algo novedoso, diferente… Puede ser total, parcial, cambio en procesos, en formas, enfilosofías, etc… pero indica una acción de transformación. Indica dinamismo. El cambio tiene marcos específicos dónde situar su contexto. Entre ellos, y por consonancia con el motivo de este escrito, podemos citar el cambio político y el cambio social. A menudo vienen de la mano, pero en casos no autoritarios, esel cambio social, impulsado por el descontento, el que suele incidir de forma decisiva en el político, si bien un buen cambio político puede apuntalar y facilitar los grandes cambios sociales.

Y así es. Por poner un ejemplo, durante la segunda mitad del siglo XX, en los Estados Unidos se vivió un periodo convulso de reivindicación, indicativo de cambio social. Uno de los focos principales era terminar con la segregación racial en gran parte del país y restituir a la población negra los derechos reales y efectivos de ciudadanía americana, hasta entonces considerada esta población como de segunda categoría y continuamente silenciada, menospreciada y discriminada. En este contexto tuvo mucha importancia el caso de las escuelas y universidades.

Años convulsos sobre todo para la población negra. La población blanca, en su mayoría y en grandes zonas del país, seguía anclada en los prejuicios y en los privilegios que pensaban lograban con la segregación. El punto de inflexión llegó de la sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos reconociendo la inconstitucionalidad de la segregación y la desigualdad, la negación de oportunidades y la vulneración de derechos que provocaba en la comunidad afroamericana. A partir de este hecho, a la administración no le quedó otro remedio que revertir la situación… y comenzó el desmantelamiento de las escuelas segregadas.

La psicología social ha estudiado este fenómeno. A las familias y grupos raciales blancos que en inicio se negaban en redondo a compartir aulas con niños negros, con estallidos de violencia incluidos, no les quedó otro remedio que ir aceptando la realidad. La disonancia cognitiva apareció en estas familias gracias a la actuación de la administración y, para paliar el malestar que les suscitaba no ser un “buenamericano o americana”, comenzaron a suavizar ciertos discursos, a relativizar situaciones… la convivencia hizo el resto con el paso de los años… Con esto no quiero decir que el problema de la desigualdad en EEUU se haya solucionado, ni mucho menos, pero que a pesar de todo, en este caso, el cambio político en el tema de la segregación fue logrado por el cambio social, y ello permitió a la larga que la población entendiera que lo imposible no sólo era posible, sino que podía, y puede ser beneficioso.

Al finalizar la manifestación de Maravillas comenzaron las intervenciones. Tengo que señalar que todas, absolutamente todas las intervenciones fueron realizadas por mujeres. Chicas jóvenes que hablaban de proyectos de desarrollo, de semillas, de germinaciones, de vida, de ilusión, de ganas de implicación y de su derecho a desarrollar un proyecto alternativo al que la sociedad dicta. Esto es un cambio. Un cambio conr especto a la filosofía de lo que está bien y lo que está mal dentro del sistema, pero sobre todo un cambio en cuanto a las formas de organización de un movimiento, el de ocupación, que va dotándose de un discurso social empapado de las corrientes feministas desde el que proponemos un gran cambio social en todas las esferas de la sociedad, pero sobre todo en la filosofía de vida. El movimiento de ocupación es un ejemplo de ese cambio transversal que se busca. Y yo lo aplaudo con todas mis fuerzas. De nada sirve escribir postulados en grandes ensayos, realizar declaraciones institucionales al respecto si luego nosomos capaces de ver los lugares donde está germinando, se está produciendo. Esto es una manifestación de cambio social .

Y, en mi opinión, la respuesta política ofertada está muy lejos de un cambio político que apuntale, como en elcaso de EEUU, determinados cambios en la conciencia de las personas y abra vías para comprender que otras realidades de vida son posibles y convivientes con la visión obtusa de orden que hemos heredado del régimen. Creo sinceramente que falta la imaginación, la valentía y la inteligencia política para entender que el movimiento de ocupación no es un adversario ni social ni político, y sin embargo, si es un gran aliado en el camino de cambiar mentalidades tan necesarias para seguir avanzando en la elaboración de hojas de ruta de convivencia basadas en otros pilares más humanos e igualitarios. Es una pena que haya tantos ojos políticos ciegos a esta realidad. Se requiere una reflexión al respecto en, por lo menos, ciertas fuerzas políticas de las que se esperaba más apoyo y, si hubiera sido el caso, algún sacrificio. Yo, personalmente, he echado en falta acompañamiento de personas públicas concretas.

La razón esgrimida desde el Gobierno de Navarra, después de utilizar unas formas burdas, falsas y torticeras para el desalojo por la fuerza, incluso manipulando una legislación para ello indican que Cambio no es una acción en este gobierno, sino más bien un sustantivo. El edificio puede reunir o no las condiciones de habitabilidad (falta el informe que lo diga, falta el periodo de alegaciones precisas…), pero lo que está claro es que el mismo Gobierno puede ofertar los medios y la ayuda necesaria para, en colaboración con el colectivo Maravillas, contribuir a subsanarlas y contribuir al desarrollo de un proyecto que, parafraseando a Shakespeare y con juego de palabras;  “podría ser la maravilla del mundo”. No hay voluntad. Maravillas puede ser, y no la dejan que sea. Esta es la única realidad.

Ante intervenciones institucionales basadas en la fuerza, la negación de lo nuevo y la castración de la creatividad, me quedo con las respuestas del movimiento popular, impulso del cambio social. A mi entender, la masa de juventud que avanzaba en la manifestación, es una masa interesante, que busca formación y desarrollo, pero que actualmente se encuentra sin ningún referente político de confianza… Y no es para menos. No lo estamos haciendo bien.

Gehiago