El feminismo es de todas, incluidas las prostitutas

Somos feministas y no somos abolicionistas. Así de sencillo y así de compatible.

Ana Arillo Crespo, Lurdes Garrido Beltza, Milagros Rubio Salvatierra, afiliadas a Batzarre

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Y nunca se nos ocurriría proclamar que quien apuesta por abolir la prostitución no es feminista; el feminismo es un movimiento vivo, cambiante, transformador, que pertenece a las mujeres, incluidas las cis, las tran, las abolicionistas, las no abolicionistas, los hombres… y, por supuesto, a las prostitutas.

Hay muchas corrientes del feminismo que apuestan por abolir la prostitución, firmas brillantes con las que no compartimos el fondo pero de las que admiramos su profundidad de pensamiento y análisis. Y aprendemos. De otras no, ya que no compartimos sus formas excluyentes, además de la gravedad de mezclar prostitución con trata y/o explotación sexual; no solo muestran una absoluta carencia de rigor intelectual, sino que flaco favor realizan a las víctimas. Como dijo aquél, cuando todo es violencia, nada es violencia.

Pongamos el foco en las víctimas de trata y explotación sexual; todos los mecanismos del Estado son pertinentes para ayudar a salir a esas mujeres de situaciones que vulneran sus derechos. Pero resulta contradictorio que existan posturas que defienden los derechos de las mujeres víctimas de trata y explotación y que no pongan en primer plano de su argumentario la derogación de la ley de Extranjería y así evitar que las mujeres migrantes sean un grupo de población vulnerable víctima de las mafias. Contradictorio e incluso impúdico.

Y ahora pongamos el foco en aquellas que ejercen la prostitución. El primer paso es muy sencillo: escuchémoslas. ¿Se sienten víctimas de explotación sexual? ¿Se sienten víctimas de explotación laboral? ¿Qué reclaman? ¿Qué piden para sentirse más seguras? ¿Qué mecanismos tienen a su alcance para poder mejorar; les permitimos que hagan uso de ellos? ¿Consideramos a las prostitutas sujetos de derecho, protagonistas principales de sus vidas, con capacidad de decisión? ¿Somos capaces de ver que detrás de la palabra “puta” hay mujeres que, además, van a la compra, tienen relaciones sentimentales, quieren alquilar o comprar una vivienda, llevan a sus niños y niñas al colegio, son hijas, madres, esposas, amigas…?

Nunca negaremos el derecho a cualquier persona o colectivo a reclamar lo que considere justo. Lo que denunciaremos es que en sus reclamaciones vaya implícita la negación de otros; en este caso de otras, de las prostitutas y de sus derechos. Y lo que nunca admitiremos es la apropiación de movimientos tan universales y plurales como es el feminismo; este movimiento político y social transformador es patrimonio de muchas, y ojalá todas las personas lo interioricen y lo hagan suyo.
Y ante las discrepancias, reconozcámonos en la diferencia y escuchémonos.

Gehiago