Amigx peñerx, la tortura no es una diversión

¿Puede ser que Iruñea sea en un futuro uno de esos reductos de la barbarie de la tauromaquia? ¿Serán los Sanfermines la vergüenza permanente que saldrá en todos los informativos como ahora lo hace el tristemente famoso Toro de la Vega?

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Dicen los antitaurinos que las corridas de toros tienen los días contados, que cada vez son menos las ferias que se celebran, que las plazas presentan una entrada muy baja, cada vez más decadente, que no hay relevo generacional y que lo único que mantiene una industria totalmente inviable económicamente son las múltiples subvenciones y ayudas económicas que toda la ciudadanía aporta a la tauromaquia a través de sus impuestos.

Pero hay una plaza irreductible que se resiste a la razón y que día tras día, durante 8 jornadas al año, presenta un lleno casi total. Es la plaza de toros de Iruñea, en Sanfermines, distinta a todas las demás, la 4º más grande del mundo, con casi 20.000 localidades; Sol y Sombra, representación muy simbólica de la sociología de nuestra ciudad. Unos atentos a lo que pasa en el coso, otros muchos dedicándose a la juerga, mirando quizás con pena y asco a lo que pasa en centro de la arena o evitando hacerlo para no entrar en contradicciones.

Y es que el tendido Sol, en su inmensa mayoría, rechaza identificarse como taurino, incluso detesta el maltrato animal que allí se produce. Pero, año tras año, continúan asistiendo y financiando un espectáculo dantesco que reproduce todos los valores que rechazamos en lo cotidiano.

Iruñea Antitaurina, un nuevo colectivo local surgido con el objetivo de acabar con las corridas de toros en Sanfermines, se propone desactivar el tendido Sol. No es tarea fácil, pero es la clave para que la tauromaquia en Iruñea se tambalee. Y lo hace desde una postura muy acertada y pragmática. No cuestionan el encierro, a sabiendas que en el propio colectivo y en la ciudad existen opiniones muy diversas en torno a él. No dudan de que el toro sufra también durante la carrera, pero nada comparado con la faena de la plaza. Y saben que acabar con las corridas no tiene por qué suponer el final de los encierros, y que esa es la prioridad.

¿Son posibles unos Sanfermines sin corridas? Si, por supuesto, pero no nos engañemos. Hay que comenzar a construir la alternativa. Porque hay cientos y cientos de personas que sin declararse taurinas y aunque les repugne lo que se le hace al toro, asumen esta contradicción durante 8 días al año y entran en la plaza a pasárselo bien, y tratar de suprimir las corridas sin ofrecer una alternativa de ocio sería inviable.

Inviable es también exigir al actual ayuntamiento que suprima por decreto este triste espectáculo. Las alcaldadas nunca fueron bien recibidas en esta Iruñea rebelde, y pretender ahora que Asirón resuelva un debate que hasta ahora, aunque latente, no ha acabado de aflorar en la ciudad, es entender muy poco de política.

La supresión de las corridas de toros se ganará desde el debate social, desde el convencimiento generalizado de que un acto de tortura y maltrato animal nunca puede ser un acontecimiento para la diversión de las masas; que las tradiciones y costumbres, por muy costumbres y tradiciones que sean, no se pueden mantener si suponen inflingir dolor a un animal o a una persona; y que no estamos dispuestos a financiar con nuestros impuestos y dineros el negocio de unos pocos.

Amigo peñero, amiga peñera. Se que disfrutas del ambiente de la Plaza, que es de lo mejor de las fiestas, que tú no disfrutas con lo que se hace en la arena. Pero hay que empezar a vaciar el tendido Sol y a llenar las calles de Alde Zaharra. Iruñea no puede ser el último reducto de la vergüenza de la tauromaquia.

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