Tudela, Tutera TUTERA

2015-ko maiatzak 12

Hace un par de semanas junto a otros colegas de iruñea, decidimos bajarnos a la capital de Erribera, a esa tierra olvidada entre bombarderos nacionales y canales imperiales. Una vez en Tudela, nos acercamos como ya es habitual cada vez que salimos de nuestra tierra a uno de los bares referentes en todo Euskal Herria, la Herriko Taberna. En un principio cuando íbamos por las calles, entre bromas y risas nos metimos en el papel de Majaris de la Sorna al que se le estaba despidiendo en Iruñea, que si en Tierra Hostil, por aquí, que si el acento venezolano… hasta que de repente nos dimos de frente con la pura realidad.

La semana pasada era la semana de las verduras, algo curioso para nosotros, pero las paredes de la ciudad nos mostraron que a demás nos esperaba una sorpresa. Teníamos una txarla esperándonos, si una txarla donde nos juntamos con amigos de Gipuzkoa y de Bizkaia. Realmente nos resulto curioso, que en la tierra de donde siempre se reniega nos habíamos juntado personas de casi todo el territorio navarro ya fuesen navarros de costa o de interior. Tras esta txarla nos fuimos de pintxopote a una de las sociedades donde mas símbolos, donde mas ikurriñas, donde mas arranos e visto en mi vida, en el corazón de la ribera, todo el mundo reía, cantaba y bailaba en euskera.

Poco tiempo nos hizo falta para que nos invitaran también al día siguiente que era el gazte eguna y darnos cuenta que había una gazte asamblada, es decir que existía un sentimiento común entre los jóvenes de esa bella ciudad que les comprometía con construir un destino común.

Una vez inmersos en el gazte eguna, más de lo mismo, gure esku dago, bertsos, trikipoteo, bazkari erraldoia, kontzertuak. Un egitarua de lo más normal. De lo mas normal no, en todas las aventuras y desventuras vividas por Eukal Herria, Baigorri, donosti bilbo iruñea, lekeitio… nunca habia visto ese sentimiento, esa ganas de hacer las cosas, si es verdad que en ocasiones podía ser algo desordenada, pero todo llevaba su cauce, esas ganas de ser lo que son, lo que somos. Ganas de trabajar, de ofrecer y compartir, de enseñar al resto de las personas al resto del mundo que somos y son parte de euskal herria. Que no hay ley del vascuence, ni ley foral, que en más de quinientos años de injustica que haya podido eliminar ni borrar lo que somos, un pueblo.

Conforme pasaba el día, nos fuimos dando cuenta que muchas veces nosotros en Iruñea salimos a la calle y vemos una trikitixa en un poteo y es lo más normal, lo cotidiano. Pero al abrir los ojos nos dimos cuenta de que por culpa de medidas represivas en el sur de Euskal Herria, esto no era lo normal no era lo habitual, que nos estaban intentado borrar, que con los medios de comunicación colonialistas esa cultura la vendían como ancestral, ya eran cosas de la gran pantalla, simples representaciones de no sé cuantos apellidos de lo que hubo y no hay, pues bien yo ahora mismo pregunto. ¿No hay, no hay donde?, o más bien, no queréis que haya. En esta tierra no menos que hostil para el invasor, amada para el que vive en ella e inolvidable para el que la conoce. Existió y existe una cultura una cultura navarra, euskaldun desde iparralde hasta hegolade pasando por todos sus territorios. Con unos simbolos con una lengua y más importante con un territorio y una identidad.

Y de esa identidad es de lo que yo os quería hablar, no hay nada más bonito que entrar en Tutera y respirar esa identidad, donde algunos txapurrean el euskera otros lo hablan como algo natural y sin embargo otros ni lo entiende, pero algo queda claro en ese momento y es que en este pueblo no existen ni euskaldunes de primera ni euskaldunes de segunda, lo único que queda es un pueblo vivo un pueblo real que desde el cantábrico hasta las bardenas no olvida su historia porque la sigue escribiendo.

Pero nuestro mayor asombro no fue ir a tudela y darnos cuenta que es parte de Euskal Herria, no nuestro mayor fallo fue no haber ido a TUTERA Capital de Erribera.

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