Sare denuncia que en varias prisiones ya ha entrado el virus y exige la excarcelación de los y las presas más vulnerables
Sare ha denunciado que ya se han detectado casos de coronavirus en las prisiones de Picassent, Brieva, Córdoba o Estremera, donde hay presos y presas políticas vascas.
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En el comunicado que ha difundido la red de apoyo a los derechos de los y las prisioneras subrayan que desde el inicio de esta pandemia mostraron preocupación por los problemas que derivados del Covid-19 podían producirse en el interior de las prisiones, y de cómo las recomendaciones de diferentes instituciones europeas trasladaban a los gobiernos y a los estados de la Union la excarcelación de aquellos presos y presas con edades avanzadas, enfermedades graves o que ya hubieran cumplido una parte importante de sus condenas.
“Se consideraba que las prisiones no eran el lugar más adecuado para poder enfrentarse a una pandemia de estas características. Pues bien, al Gobierno español y a su Justicia, de nada le ha servido que Naciones Unidas o el Consejo de Europa hayan instado a tomar medidas ni que países como Reino Unido o Catalunya hayan decidido poner en libertad a un número importante de personas presas, para que puedan cumplir el con namiento en sus casas. A pesar de la opacidad que el Gobierno español mantiene sobre lo que está pasando en las prisiones, estamos en condiciones de denunciar que el virus ha entrado con fuerza en ellas, y que prisiones como Picassent, Brieva, Córdoba o Estremera, donde hay un numero importante de presos y presas vascos, se encuentran conviviendo con el Covid 19.”
Desde Sare recuerdan que la población reclusa en general se encuentra totalmente aislada del mundo exterior, sin comunicaciones ordinarias ni extraordinarias. En el caso de los presos y presas vascos la situación es aun peor, pues no pueden hacer uso de las videollamadas a sus familiares, lo cual añade una angustia mutua sobre su estado de salud.
“Es aún más impactante para los más de 100 niños y niñas “de la mochila”, cuyos padres o madres, o ambos, se encuentran encarcelados a cientos de kilómetros de sus casas. Si en circunstancias normales les supone un gran sacrificio recorrer tan largas distancias, pero la satisfacción de reconocerse, hoy el corte de las comunicaciones presenciales o el impedimento de utilizar las videoconferencias les deja huérfanos temporalmente”, ha denunciado Sare, que lo considera “una inútil crueldad”.
Sare reclama que se acabe con esta situación y con “las legislaciones de excepción que convierten a estas personas presas en objeto de venganza”. Por ello envía un mensaje de esperanza y llama a comprometerse “en trabajar en el objetivo de exigir el fin de la política de alejamiento, que posibilita, entre otras cosas, que un número relevante de niños y niñas, sigan recorriendo mañana miles de kilómetros para poder abrazar a su familia durante unos minutos.”
Sare termina exigiendo la puesta en libertad de los presos gravemente enfermos y de quienes cuentan con edades avanzadas, así como de aquellos que han cumplido ya, desde hace tiempo, las 3⁄4 partes de sus condenas.