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Ante esta nueva ofensiva, la ciudadanía recluida en sus casas, solo puede expresar su rabia y enfado a traves de las redes sociales y desde sus balcones. Sin embargo, mientras nos tienen confinadxs, nos obligan a ir al trabajo con el peligro de acabar infectadxs e infectar a las personas de nuestro alrededor. Están jugando con nuestras vidas por sus intereses económicos, y ahora más que nunca queda clara su apuesta por el capital frente a la nuestra en pro de la vida.

Nos quieren calladxs y entre cuatro paredes. Pero nuestros balcones y ventanas, nuestras redes sociales son ya la expresión del hartazgo social frente a este sistema que no vela por el bienestar de la mayoría sino que está al servicio de los intereses de una minoría.

Nuestros balcones, nuestras ventanas, nuestras redes sociales son nuestra vía de expresión. Y también nuestras herramientas de denuncia. No nos quedemos calladxs. Sigamos organizando redes comunitarias de apoyo y de cuidados, sigamos reivindicando otro modelo social que apueste por la vida frente al capital. Aunque estemos en confinamiento, el movimiento popular y la defensa de nuestros derechos no está en cuarentena.