Pamplona, 24 de junio, un paseo por la ciudad

2015-ko ekainak 29

Día de San Juan, decido dar un pequeño paseo por Casco Viejo de Iruñea y me acerco por la calle del Redín hasta el rincón del Caballo Blanco y los miradores situados en el Baluarte del Redín.

Al subir la cuesta observo a la derecha ya la típica caseta roja grande de los W.C.  que se instalan para Sanfermines, no le doy mucha importancia. Miro el paisaje a la izquierda buscando la imagen del monte Ezkaba y resto de montes que rodean la ciudad veo que ya están puestas las vallas metálicas que se ponen para evitar caídas desde las murallas….llego a la zona de los miradores y observo que la zona de acceso a los mismos ya está también vallada hasta prácticamente el pequeño edificio que existe en el lugar, dejando libre sólo un
pequeño acceso a los mismos.

Por otra parte en la Plaza del Castillo ya están retirados los bancos de la Plaza en la parte que sale a Carlos III, seguramente para dejar sitio para los macro escenarios de conciertos presanfermineros y sanfermineros…

Entonces surge un pensamiento, si faltan 12 días para el inicio de las fiestas!

Y un recuerdo, a primeros de Junio ya estaban iniciando el vallado de los parterres, jardines y setos del Parque de la Takonera! Y lo mismo ocurre en otras zonas y parques de Iruñea como la Vuelta del Castillo.

Sigo el recorrido por el Casco Viejo y por la calle Mayor llego a la Takonera, ya está completamente vallada toda la zona de Jardines desde la calle del Bosquecillo hasta el Monumento a Gayarre, supongo que la parte posterior también. Asimismo están instaladas las casetas de WC.

Me viene a la memoria un encuentro hace unos años con un matrimonio catalán y su hijo, con un mapa de la ciudad en la mano, aproximadamente por estas fechas, y su sorpresa por encontrarse unos jardines tan hermosos vallados, les recordé que pronto llegaba los Sanfermines…me acuerdó de su incredulidad, ante el hecho, faltaban unos quince dias, y
también que la celebración festiva pudiera suponer una necesidad de cierre o vallado de jardines.

Y esto me lleva a una reflexión que pienso es compartida por muchos habitantes de Pamplona. Esta preparación es presentada como una medida de previsión y un ejemplo de eficacia, y es verdad que no se pueden dejar todas las cosas para los últimos días, pero surge la duda de si el tener que tomar estas medidas y con un plazo de tiempo tan anticipado no nos debiera llevar a cuestionar lo que está suponiendo la evolución de los Sanfermines, para los pamploneses y la ciudad en sí misma.

Está muy extendido que al llegar estas fechas surjan unos sentimientos cada vez más contradictorios entre muchos habitantes de la ciudad, que al mismo tiempo que las esperan con ansia, 

cada vez hay una preocupación más intensa de que las mismas se nos están escapando de las manos, como siendo sometidas a otros intereses más allá de los meramente relativos al conjunto de la ciudad, siendo objeto  de una promoción  y comercialización excesiva para el bien general, aunque pueda generar unos beneficios a determinados sectores.

El modelo festivo que se visualiza en el exterior ya desde el acto del chupinazo provoca masificación, suciedad, exceso de ruido, y el malestar de gran parte de los habitantes de Pamplona y especialmente de sus sufridores vecinos en el casco viejo y zonas colindantes y un éxodo muy numeroso de ciudadanos, no sólo debido a motivos de edad o económicos, sino de incomodidad con esta situación.

Está claro que en la vida todo tiene su medida, y pamplona y sus fiestas también. Ha llegado el momento de recuperar las fiestas en su sentido más  popular, participativo y sostenible, labor ésta en la que deben participar el ayuntamiento y las asociaciones y organismos de iruñea de forma abierta y participativa.

Gehiago