No caben las privatizaciones en el cambio social que necesitamos.

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Por mucho que en los próximos meses se nos puedan anunciar a bombo y platillo algunas medidas efectistas en clave electoralista, el período de gestión de Marta Vera al frente de la Sanidad navarra será recordado sin duda,  por los recortes y las privatizaciones. Realmente están siendo años duros, tanto para la plantilla como para toda la ciudadanía, especialmente para quienes más necesitan atender necesidades de salud.

En lo que a privatizaciones se refiere, el paso del tiempo no puede borrar el recuerdo de lo que supuso y supone lo ocurrido en las cocinas del Complejo Hospitalario: una pérdida flagrante de calidad en las dietas, pérdida de empleo, precarización en las condiciones de trabajo de la plantilla de la empresa adjudicataria -Mediterránea de Catering-, el despropósito económico que la Cámara de Comptos señala, los problemas con los carros de retermalización, el aluvión de reclamaciones, las sentencias judiciales contrarias a los despidos,… La lucha llevada a cabo por las trabajadoras de cocinas fue larga y dura y permitió que buena parte de la sociedad juzgara negativamente este proceso, siendo muy extendida la exigencia de la reversión del servicio al ámbito de la gestión pública, de mayor calidad y más eficiente.

No por todo ello, se apaciguaron las ansias privatizadoras del equipo de Vera y es el Servicio de limpieza el que ahora se va amortizando paulatinamente. Días antes de entrar en el nuevo año, de acuerdo ambas partes, se firmó la prórroga del contrato entre Osasunbidea y Maju para la limpieza de buena parte de los pabellones del Complejo Hospitalario de Navarra para 2015. Esas fechas coincidían, a pesar de las palabras tranquilizadoras de Marta Vera en este sentido, con el despido de ocho trabajadoras a tiempo parcial que se sumaban a otros cuatro despidos derivados de la ampliación del contrato con la empresa Maju para los pabellones C y nuevas Urgencias. El coste de este contrato para 2015 es de 2 153 443, 26 €, de los cuales el 35% se destina a la limpieza de Urgencias y pabellón C. Estas elevadas cifras hablan por sí solas del nulo ahorro económico conseguido, a lo que debemos sumar el coste social: despidos, precarización,…

Hemos podido constatar los indeseables efectos de las privatizaciones y han sido muchas las fuerzas políticas que se han ido posicionando de una forma o de otra en contra de las mismas. Pero sería bueno que las posturas de los partidos se fueran concretando, ahora que quedan pocos meses para las elecciones. Nos gustaría que más allá de una defensa ambigua de la sanidad pública se explicitaran las medidas que se llevarían a cabo en caso de formar Gobierno, en nuestro caso, si se va a iniciar un proceso de reversión de los servicios privatizados.

Entendemos que para una mayoría social las próximas elecciones al Parlamento de Navarra suponen una oportunidad de cambio pero ese cambio, para ser real, debe basarse en unos contenidos claros. Como afectadas, nos hemos implicado en las problemáticas que nos afectan y hemos apostado por la movilización y la participación como mejor forma de incidir, del mismo modo, a otro nivel de responsabilidad, pedimos implicación a quien se postule como mejor representante de los anhelos de la sociedad.

Porque en el cambio que necesitamos no caben las privatizaciones, animamos a toda la sociedad que así lo manifieste tanto en la calle como en las urnas. Nuestra sanidad, educación y demás servicios públicos están en juego.

Gehiago