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Tras la cortina de humo que representan los ataques de la derecha y de la caverna mediática, se oculta que el testigo de las políticas neoliberales del régimen UPN-PSN, que costosamente se intentaron revertir bajo el cuatripartito del cambio, lo recoge ahora la alianza entre el PSN-GEROA BAI (PNV)-PODEMOS.

Objetivos como el TAV, Canal de Navarra, la fiscalidad más favorable del Estado para las grandes empresas, el fortalecimiento de la empresa pública SODENA para la financiación de proyectos en base a criterios de clientelismo empresarial o el fomento del Dialogo Social con UGT, CCOO y la CEN con el que se compra la paz social, no contarán esta vez con ningún contrapeso interno.

Todo en orden para unas élites económicas que encuentran en la ambigüedad del acuerdo la necesaria concreción en temas clave, garantizando sus intereses: ni revisión de las ingentes cantidades de dinero público para la compensación de las supuestas pérdidas de empresas con volumen de negocio millonario, renuncia expresa a crear una Banca Pública, ni mención de la auditoria de la deuda para su renegociación o quita; cuestión central para hacer frente a la dependencia financiera de nuestra comunidad, tal y como anualmente nos recuerda la Cámara de Comptos.

¿Se puede gobernar con los artífices del artículo 135 de la constitución que impone la prioridad del pago de la deuda antes que garantizar los derechos sociales?

¿Pueden hablar de la defensa de nuestro autogobierno quienes secuestraron a la ciudadanía navarra los 215 millones de euros del convenio, invalidando nuestra ley foral para la ejecución de inversiones financieramente sostenibles?

Sin recursos económicos, ¿cómo pretende el nuevo gobierno abordar retos del acuerdo como son reducir las lineas concertadas en Educación, incrementar el gasto en Sanidad, revertir los recortes o bajar el IRPF?

No resulta creíble.

Como tampoco lo son las múltiples menciones a las medidas contra el cambio climático, el desarrollo sostenible y la cooperación; creando incluso una consejería de políticas migratorias, al tiempo que se silencia el contrasentido de un Polígono de Tiro en un espacio de reserva natural de la Biosfera, Las Bardenas, donde se adiestran para las guerras que, cínicamente, lamentan.

Entre las muchas contradicciones del acuerdo, cabe subrayar especialmente las relativos al euskera, consintiendo Geroa Bai que se mantenga la zonificación; o el incongruente compromiso por respetar el actual modelo institucional, que también incluye la Monarquía y el entramado constitucional que reniega de la defensa de los derechos sociales con rango de fundamentales, del derecho a decidir y por ende, de poder avanzar en nuestros derechos históricos y valores democráticos más básicos. Resulta decepcionante constatar el escaso valor que dan a sus principios quienes nacieron para ser alternativa del Régimen del 78 y terminan hoy por apuntalarlo.

PODEMOS, con su irrelevante representatividad, a cambio de una consejería vacía de competencias hecha a medida de su autoproclamado Consejero de Justicia (puerta giratoria a modo de premio), en lugar de mantener una posición externa y exigente como en el 2015, garante del cumplimiento del acuerdo, ha sido definitivamente cooptado por el poder; blanqueando con su presencia un gobierno, que ni es progresista, ni es plural.

Tanto su silencio como el de Geroa Bai respecto de la exclusión de los 51.000 votantes de Bildu, les hace responsables de la involución democrática que ello supone. Con su deslealtad, han levantado un muro que impide seguir avanzando en el camino de la paz y de la convivencia que Navarra necesita; contribuyendo a perpetuar el discurso de la derecha del “todo es ETA”, cuando ésta ha dejado las armas y lo que hoy sigue matando son los recortes en derechos sociales de los que tanto el PSOE como el PP, con el apoyo del PNV, son corresponsables.

Éste será el telón de fondo de todos los debates políticos. Estrecho margen para que Bildu pueda hacer una oposición de izquierdas, más allá de gestos y retórica; toda vez que el chantaje de o “el mal menor” de este gobierno o la extrema derecha persistirá, mientras que el resto de ex-socios callarán. Porque hay que decirlo: el propagandístico acuerdo es un cheque en blanco para acceder al poder a cambio del silencio, sin que haya quedado blindada la imposibilidad de que los desacuerdos sean resueltos con el apoyo de Navarra Suma. Silencio, que por cierto, supondrá para la ciudadanía navarra un incremento del gasto en 5 millones; el coste de la compra de voluntades, aumentando de 9 a 13 las consejerías y en un 31% los cargos de libre designación. ¿A esto denominan gobierno “eficaz y eficiente”, de “dialogo y convivencia”; “plural y de progreso”?

En Ahora Navarra-Nafarroa Orain decimos que NO.