Los “peritos” de la Guardia Civil no aportan pruebas de que fuera una agresión organizada

Los guardias civiles testigos de la acusación y convertidos en peritos "imparciales" en la misma sesión, no lograron aportar pruebas que acreditasen que la trifulca del 15 de octubre en el bar Koxka fuera una agresión organizada y planificada con antelación fruto de una estrategia para echar a la Guadia Civil de Altsasu y Euskal Herria.

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La sexta sesión del juicio contra los jóvenes de Altsasu se centró en la declaración de los peritos propuestos por la parte acusatoria, la mayoría de ellos guardias civiles, lo cual ha sido contastemente denunciado en este tipo de juicios, pues se supone que los peritos deben emitir información cualificada y fundada, y a todas luces, la declaración de los guardias civiles no se puede considerar como imparcial.

Uno de ellos señaló que los hechos ocurridos en la noche de ferias estaban planificados. Pero no apoyó esta afirmación con información sobre reuniones, documentos o conversaciones previas que indicarán una voluntad y acciones preparatorias de una supuesta agresión. Sus únicas pruebas fueron 4 coincidencias circunstanciales entre algunos encausados y guardias del cuartel de Altsasu en un periodo de cuatro meses: las jornadas de puertas abiertas de la Guardia Civil, la celebración del Ospa Eguna, la misa del Pilar y una manifestación por los presos enfermos en Etxarri Aranatz. Además, a preguntas de las defensas, se constataron contradicciones con el relato como que los encausados no fueron identificados en algunas protestas, que las afirmaciones anteriores no se sostenían con documentación gráfica o que no existiese convocatoria de Ospa para ir a la misa del 12 de octubre.

La declaración de los cuatro peritos de la Guardia Civil encargados de la obtención de información de cinco teléfonos móviles mostró que no tuvieron ánimo de realizar una investigación en este campo, ya que, por ejemplo, ante el supuesto borrado de registros de llamadas no se solicitaron información sobre tráfico de llamadas a las compañías telefónicas, cuestión que sí aportaron las defensas para dejar patente que no hay afán de ocultación de supuestas pruebas incriminatorias como pretenden sugerir las acusaciones.

Llama la atención, por ejemplo, que la desinstalación de algunas aplicaciones se produzca no inmediatamente al día de los hechos, sino incluso 20 días más tarde. Lo que indica que este hecho habitual entre usuarios de estas aplicaciones obedece a otras razones, y no a la ocultación de pruebas. Incluso se ha pretendido presentar el uso delictivo del programa de transmisión de mensajes Snapchat, cuando ya lo usan más de 255 millones de personas. También se ha tratado de presentar como indicio o prueba delictiva la tenencia de imágenes de carteles públicos en el móvil.

Por otra parte, también se produjo la declaración de una perito médico que señaló que la lesión más grave constituye una rotura de tobillo y una herida de medio centímetro en el labio que se atendió con un punto, pero que no presentaba hematomas. Otro guardia presentaba un chichón, un hematoma en la pierna y unos rasguños en la espalda, lo cual no cuadra con las lesiones que presentarían unas personas salvajemente agredidas por decenas de individuos, tal y como sostiene la versión oficial.

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