Las obras del TAV en Nafarroa continúan a ritmo frenético pese a la crisis de coronavirus
Opositores al Tren de Alta Velocidad han podido confirmar que las obras en la Zona Media navarra no sólo no se han paralizado durante la crisis del coronavirus, sino que su ritmo se ha incrementado, en lo que parece una política de tierra quemada: cuando este tipo de inversiones podrían estar en tela de juicio si se hiciese una readecuación de los presupuestos para atender a las necesidades de la población, las constructoras trabajan a todo trapo como si no hubiera un mañana.
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La pandemia del coronavirus va remitiendo, pero cada vez tenemos más presente la gran crisis social con la que la ofensiva neoliberal nos amenaza: recortes salvajes en servicios básicos para la población, agudización de la precariedad laboral y el paro, privatizaciones masivas, incremento generalizado de la pobreza y al mismo tiempo ganancia exponencial de fondos de inversión buitres y especuladores sin escrúpulos.
Mientras tanto, y a pesar de los pesares, las obras del TAV continúan en Nafarroa más rápido que nunca: 4 tramos de obras que totalizan algo más de 30 km. avanzan a un ritmo frenético. Retroexcavadoras, camiones volquetes, perforadoras y apisonadoras trabajan a todo trapo como si no hubiera un mañana: política de tierra quemada.
No hay respiradores, ni mascarillas, ni test fiables para la población, pero las obras del TAV no paran, no vaya a ser que las elites lleguen 10 minutos tarde a su reunión de trabajo.
No habrá empleo digno para todas, ni servicios sociales de calidad, ni ayudas para los sectores más desfavorecidos, pero que la cúpula de ejecutivos, politicastros, banqueros y especuladores no se preocupe, porque después de cargarse el tren de la plebe, si se empeñan, acabarán teniendo su tren veloz.
El coronavirus no es más que un síntoma de la crisis ecológica global que nos conduce al colapso civilizatorio. Y las obras de grandes infraestructuras como las del TAV nos acercan más rápido al colapso final.
Gehiago
