Etxerat pone el foco en las consecuencias de la dispersión sobre las personas mayores
La iniciativa “Los vértices de la dispersión” puesta en marcha en febrero de 2016, trata de hacer visibles los diferentes perfiles afectados por la actual política carcelaria.El primer informe fue “Menores y dispersión”, y el segundo vértice de la dispersión se ha plasamado en el estudio “Personas mayores/familiares enfermos y dispersión”.
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El alejamiento del EPPK, pilar fundamental de la llamada política de dispersión, tiene su mayor impacto sobre los familiares y allegados de los presos, más que sobre los propios prisioneros. Esto es algo sobradamente conocido, aunque en los últimos años, tanto desde Etxerat como desde Sare Herritarra, se ha puesto el acento en las repercusiones que la dispersión conlleva para ciertos perfiles, como por ejemplo los menores. Ahora, desde Etxerat llaman la atención sobre la situación que viven las personas más mayores.
Las personas de edad avanzada, y aquellas imposibilitadas por razones de enfermedad para viajar a esas lejanas prisiones a fin de visitar a sus familiares encarcelados representan un alto porcentaje de personas afectadas por la dispersión. Etxerat afirma que el 98% de los padres y madres de presos han cumplido ya 60 años de edad, pero en su mayoría superan los 70. En el mismo caso se encuentran otras personas con vinculación familiar, como tíos y abuelos. La gran mayoría también cargan con el peso de entre 10 y 30 años de viajes forzosos y continuos, largos y costosos en todos los sentidos.
Las limitaciones que impone la edad avanzada, unidas a una situación que ha desgastado su salud por tanto viaje, les acercan al momento más temido: la renuncia obligada a visitar a sus hijos, a sus nietos, a sus sobrinos.
Como ejemplo de esta dura situación, Etxerat recuerda como en el plazo de un año, dos familiares han debido ser hospitalizados, una durante el transcurso de una visita y otro, recientemente, antes de poder realizarla.
“A los familiares no les queda más remedio que viajar, sea cual sea su estado de salud, si quieren seguir viendo a sus hijos e hijas, a sus nietos o sobrinas”, denuncian desde Etxerat.
El próximo mes de marzo iniciarán la labor de socialización de los contenidos de este trabajo en pueblos y barrios de Euskal Herria, mediante charlas y la emisión de un vídeo con testimonios.