Ahora toca defender las herrikos

La Audiencia Nacional española ha aprovechado el estado de alarma y el confinamiento para comenzar a embargar las cuentas de las herriko tabernas y sociedades de la Izquierda Abertzale. Este puede ser el paso previo al cierre de los locales, pero todavía no se sabe ni cómo ni cuándo ocurrirá. En Nafarroa son dos las herrikos que continuan en activo y que podrían ser embargadas: la Herriko de Tutera y Torrea de Leitza.

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Casualidad o no, este nuevo ataque se ha producido en pleno estado de alarma por la crisis sanitaria del COVID-19, cuando el derecho a la protesta esta limitado y cuando las prioridades de la sociedad están centradas en hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Seguro que esto tendrá su incidencia en la respuesta a esta nueva ofensiva represiva, pero también es cierto que la sensibilidad que en estos momentos tiene la sociedad vasca por lo que está pasando a nuestro alrededor puede ser un catalizador para que la protesta se propague.

Y es que para la comunidad de la Izquierda Abertzale las herrikos son mucho más que una taberna o un local, lejos de esos bares caricaturizados en películas y sketch humorísticos. Son espacios cargados de vivencias y emociones. Momentos políticos intensos, parrandas, actos culturales y festivales musicales, punto de encuentro de muchas dinámicas populares, amigas, militancia, espacios construidos con ilusión y por medio del auzolan de muchas personas. Quienes se han socializado en estos espacios tienen en sus cabezas y en sus corazones muchos de sus mejores recuerdos, y pese a toda la persecución a la que han sido sometidas durante todos estos años, en muchos de estos locales también hay una proyección a futuro. Es decir, no solo son espacios de recuerdo, sino también de construcción de nuevos proyectos y de vivencia de nuevas experiencias. Todo esto es lo que la AN quiere robar por la fuerza en el mayor expolio político cometido en Euskal Herria desde alzamiento fascista de 1936. No es por lo tanto solamente un robo económico. No es solo una confiscación de locales. Es también el robo de un montón de recuerdos y emociones, del pasado y del futuro, y una agresión política de primer orden.

La Izquierda Abertzale se prepara para dar una respuesta popular a esta agresión, y debería aunar a nuevos sectores sociales siendo transversal también en lo ideológico, pues el embargo de estos locales supone una afrenta a toda la sociedad vasca y a los derechos civiles y políticos de su ciudadanía, independientemente de su ideología. En el nuevo ciclo político generado en Euskal Herria por iniciativa de la Izquierda Abertzale, el Estado español no ha hecho mas que poner trabas una y otra vez, y a cada una de ellas se ha tratado de responder como Pueblo. En este sentido, ante estos embargos, la respuesta no puede ser distinta. Ahora toca volver a plantar cara y defender estos espacios como una aportación más al proceso de resolución del conflicto, a la paz y a la convivencia en Euskal Herria.

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