BARDENAS, LAS GUERRAS Y LA MENTIRA DEL ECOLOGISMO MILITAR
Algunas mañanas, tardes y muchas noches tenemos que soportar el atronador sonido del vuelo de los cazas militares pasando en grupo por encima de nuestras cabezas. No es exagerado decir que en cuestión de un par de horas pueden pasar en torno a una docena de ellos, docenas de F-18 y F-5. También sufrimos a los aviones de carga como el Hércules o el Airbus 400 o helicópteros Tigre entre otros…, todos ellos entrenan sobre Bardenas y los pueblos de alrededor.
Noemí Solanas Bardenas Libres
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Aunque ya han finalizado Los ejercicios militares con fuego real Sirio19, en Bardenas no dejan de practicarse continuas maniobras, lo que supone un sinparar de vuelos, todos los días, vuelos constantes mañana, tarde y noche, de diferentes modelos de aeronaves y helicópteros militares, no sólo del ejército español, también de otros países integrantes de la OTAN.
Pasear por el campo o por las mismas Bardenas puede convertirse en algo inquietante, cuando alguno de estos monstruos metálicos irrumpe en la calma de la naturaleza. No hace falta ser muy observadora para percibir las reacciones de aves y otros animales ante la rápida escena del simulacro de guerra.
Sin embargo, la Comunidad de Bardenas ha financiado unas jornadas técnicas y divulgativas de la Reserva de la Biosfera, en las que ha participado el ministerio de Defensa, junto a la UNESCO y la Red de Reservas de la Biofera, en las que se han presentado unos estudios sobre el papel que tiene la propiedad militar en la conservación del medio ambiente. En ellos, se concluye que gracias al uso militar, se da una mejor conservación de la naturaleza.
No sabemos cuánto habrá costado este estudio con seguridad, pero sabemos que en los presupuestos de la Junta de Bardenas de 2018 se destinaban 125.000€ a estudios e investigaciones y 77.500€ al desarrollo del Plan de Turismo elaborado por Consorcio Eder.
Con el nuevo canon, a la Comunidad de Bardenas le va a sobrar dinero para poder pagar estudios interesados, estudios que silencien por ejemplo, la contaminación atmosférica que generan los continuos vuelos que sufrimos en Bardenas, y las verdaderas consecuencias para nuestra salud.
Aquí van algunos datos que no nos proporcionan desde el Ministerio de Defensa, ni desde el Ministerio de Transición Ecológica, ni desde Comunidad de Bardenas, ni desde Consorcio Eder y que son de suma importancia:
·El A400M es el mayor avión militar del mundo, es capaz de levantar 37 toneladas en el aire, consumiendo grandes cantidades de combustible (alrededor de 10 toneladas de queroseno/hora de vuelo), lo que también conlleva emisiones de gases nocivos como los óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, partículas en suspensión, benceno o contaminación por carbón negro, altamente peligroso para la salud.
·Los F-18, que también frecuentan nuestros cielos, generando un ruido estrepitoso, también consumen enormes cantidades de combustible, llegando a quemar 6.800 l/hora de vuelo
· El Departamento de Defensa estadounidense es uno de los peores contaminantes del mundo. Cada año compra cerca de 100 millones de barriles de petróleo refinado para sus aviones, buques de guerra, tanques y otras máquinas…
Desde mayo de 2018, España cede a EEUU la base militar de Zaragoza, a la que pertenece el espacio aéreo de Bardenas para preparar operaciones en Medio Oriente.
· La actividad militar, primer contaminante mundial, primer causante del desastre ecológico, no aparece en los tratados sobre Clima, está exenta de cualquier compromiso climático y cualquier mirada crítica.
Volvemos a insistir en la falta de legitimidad de la Comunidad de Bardenas para firmar estos contratos de arrendamiento para practicar la guerra. No es un ente democrático, ni representativo, ni mucho menos sincero ante las consecuencias reales que conlleva la actividad militar en estas tierras mal protegidas mediambientalmente.
Ahora cuentan con más recursos económicos para lavarse la cara manchada, no sólo por la contaminación, sino por la sangre que genera esta actividad militar en otros lugares del planeta.
Por mucho que se esfuercen, no van a poder convencer a la gente con un mínimo de sentido común, de que la actividad militar favorece la vida en la naturaleza.
Esperemos que ese Pacto de alcaldías por el Clima y la Energía de Navarra, que se está gestando actualmente vaya más allá de una simple declaración y ponga esta cuestión sobre la mesa.