Legalidades Ilegitimas
2014-ko uztailak 30
Quiero ser muy breve. Se trata de reflexionar sobre las acerbas críticas a Jordi Pujol por sus cuentas no declaradas en el “extranjero”. Este texto no es una defensa de Jordi Pujol; es, sencillamente, una reflexión sobre los parámetros lingüísticos e ideológicos a los que estamos sometidos. No pretendo justificar a Pujol por no declarar a la “hacienda pública” sus dineros en el “extranjero”. Me limito a comentar una parte de lo que se incluye en ambos conceptos.
En primer lugar, “hacienda pública”. Una nación sometida a un Estado que no sólo le es ajeno sino, sobre todo, enemigo (basta con constatar el expolio fiscal reconocido incluso por las medidas de los agentes imperiales como Montoro y compañía) no tiene “hacienda pública”. Para ser una Hacienda con ese nombre la nación debería tener su propio Estado y una Hacienda a su servicio. No pagar a la Hacienda española ¿equivale a defraudar a la “hacienda pública” cuando Cataluña no tiene una “hacienda propia”?
En segundo, ¿qué es eso del “extranjero”? En mi opinión es mucho más extranjero, con relación a Cataluña, España que Andorra. Si nos movemos dentro de unos parámetros nacionales, para Cataluña y para nuestro país, el auténtico “extranjero” y expoliador es el Estado español. Desde el punto de vista de la legitimidad propia, ¿es un delito no pagarles?
Tenemos un ejemplo próximo, en el espacio y no tan lejano en el tiempo. Los insumisos. El ser “insumiso” al ejército español era una forma de “fraude” a la “sociedad española”. El servicio al ejército siempre ha sido considerado como un servicio a la “sociedad”. Negarse a hacerlo era una forma de “defraudarla”. Se me puede contestar diciendo que nuestros insumisos, o los catalanes, eran personas perfectamente solidarias con su sociedad y que realizaban todo tipo de tareas “sociales”. Y estoy de acuerdo. Pero no servían a un ejército extranjero con funciones bélicas.
¿En virtud de qué principio, como no sea el del “sentido reverencial del dinero” del que hablaba el alavés, fascista por otra parte, Ramiro de Maeztu, se puede hablar de fraude sólo cuando se habla en sentido monetario? Esa acepción es muy propia de la civilización judeocristiana en la que nos hemos educado y corresponde a una sobrevaloración de todo lo relacionado con el mismo. Algo parecido ocurre con la sexualidad, aunque ese sea otro asunto.
El coste personal de los sacrificios personales y económicos que Pujol haya podido hacer por Cataluña, en la etapa del franquismo, incluso encarcelado por su régimen, y posteriormente me resulta en gran parte desconocido, pero supongo que si se le asignara un valor monetario no sería nulo, sino bastante elevado. La Hacienda “pública” española no lo va a reconocer nunca. Incluso lo añadirían, si pudieran, al “debe” que suponen sus “obligaciones” económicas con ella misma.
Este texto no pretende ser un exculpatorio de Jordi Pujol, sino una reflexión sobre los criterios que nos marca un contexto político de subordinación. ¿Podemos saber si en un Estado catalán independiente Pujol y su familia habrían obrado de la misma manera? Creo que la mayor parte de las críticas que han surgido, tanto desde Cataluña como desde otras partes, parten de ese supuesto previo que es la “unidad de España” y la existencia de un “Estado español” que funciona por encima del bien y del mal y que da servicio a todos sus “ciudadanos” de forma equitativa. Premisa falsa a todas luces.
El principal problema es que tanto Jordi Pujol como, en general, el mundo político que se presenta en el Principado de Cataluña, se mueve dentro de las premisas denunciadas. Piensan que no pagar a la Hacienda española, una hacienda que les expolia y roba, es un delito de fraude. Creen, también, que Andorra, un Estado cuya lengua oficial es el catalán, es más “extranjero” que España. La primera emancipación es la mental.