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Dado el lamentable asesinato de Kayle en Iruña, el día 8 de octubre, la pasada semana,
justamente en el mes de la despatologización de las identidades trans1 , los colectivos
LGTBIQ+ como iniciativa social y de forma asamblearia, se juntaron para cuestionar ¿cómo
afrontamos este duelo?

Pregunta que resuena cada vez con mayor eco en la sociedad, dada la escalada de violencia
contra el colectivo en Navarra y de la ultraderecha; discursos que instrumentalizan las
luchas y vivencias de las identidades más vulnerabilizadas. Experiencias que resultan
generar un nivel de discriminación y un tratamiento de la información insensible y peligrosa
por parte de algunos medios de comunicación y movimientos políticos, actos que fomentan
discursos de odio, racismo y violencia generalizada, como ha sido en este caso.
Dejamos claro que este tipo de hechos nunca deberían ocurrir, cada vida perdida es una
tragedia irreparable para la comunidad. El duro golpe emocional, corporal, territorial y
sistémico que generó el acontecimiento, hace evidente que arremete a la toda la sociedad
en su conjunto desde varios frentes que se deben abarcar.

¿Los servicios sociales de base están siendo efectivos en cuanto atención a personas
migrantes en situación de extrema vulnerabilidad? ¿Son capaces de dar respuesta a las
violencias por identidad, diversidades de genero y sexuales, sin trans-homofobias?
Queda el cuestionamiento, las personas LGTBIQ+ realmente son consideradas dentro de los
planes de acogida o se las precariza de forma sistemática tanto legal como
administrativamente, exponiendo al colectivo a la exclusión social, a la falta de acceso a la
educación, a la precarización laboral, al sexilio2 , al cobro de alquileres abusivos, a la
convivencia con personas que exponen al colectivo a desalojos arbitrarios, de
manera sistemática, afectando también la salud mental que conduce en consecuencia
a estos escenarios crueles.

Hacemos un llamado urgente a la acción y reflexión, no podemos permitir que el dolor y la
indignación se canalicen hacia el odio y la violencia, cuando el verdadero problema aquí es
el sistema opresor que perpetúa las desigualdades, la violencia y exclusión. Cuando en realidad, la sociedad se debe unir para detener la violencia hacia el colectivo LGTBIQ+ y
hacia todas las personas sin importar su origen, cultura o identidad.

Exigimos la reparación por parte de los medios de comunicación sobre la narrativa del
evento que no dan a lugar: la utilización de fotografías de las personas involucradas, qu
llevan la instrumentalización de los datos personales e íntimos de los involucrados, así como
el correcto uso de los nombres sentidos de las víctimas. También esperamos desde hace
tiempo, una respuesta a la precarización de la vivienda por ser parte del colectivo LGTBIQ+
que recae en la salud mental y física de las personas involucradas, no solamente en este
hecho.

Exigimos una respuesta pronta, decretos de protección para la población LGTBQI+, no
bastan solamente planes escritos que no se ejecuten, se necesitan ‘decretos ley’ efectivos.