Frente a la desigualdad y la pobreza, cooperación y solidaridad
Miren Jaione Lasa
Coordinadora de ONGD de Navarra
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En el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, es fundamental reflexionar sobre la creciente desigualdad que enfrenta nuestro mundo. Actualmente, el 1% más rico posee más riquezas que el 95% de la población global, y 713 millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema.
Este 2024, marcado por conflictos internacionales y crisis políticas, nos recuerda que la paz y los valores democráticos requieren una ciudadanía activa y comprometida.
La escalada de violencia de Israel en Palestina y ahora en el Líbano, junto a otros conflictos que se extienden en el tiempo, en Ucrania, Sudán y el Sahel…, pone de manifiesto la necesidad de cooperación entre naciones. Las crisis económicas, las guerras y la emergencia climática están llevando a un número récord de personas desplazadas, superando los 117 millones en la actualidad. En este contexto, las ONGD que defienden los derechos humanos son clave y resaltan la urgencia de promover la paz, la justicia social y la solidaridad. Desde la Coordinadora de ONGD de Navarra pedimos que los gobiernos adopten políticas que fortalezcan los programas humanitarios y de construcción de paz. Frente a la desinformación y el miedo, es crucial fomentar narrativas de solidaridad, construir lazos entre pueblos y luchar contra los discursos del odio, la desinformación y las fakenews.
A pesar de los desafíos, la última encuesta del CIS en septiembre de este mismo año, indica que más del 70% de la población apoya que España debe realizar un mayor esfuerzo para ayudar a las regiones más empobrecidas, y es esencial que los gobiernos cumplan con el compromiso del 0,7% del PIB para Ayuda Oficial para el Desarrollo antes de 2030 (tal como establece la Ley 1/2023 de Cooperación para el Desarrollo Sostenible) y para ello es imprescindible que el camino se construya desde ahora. En este camino debemos resaltar la cooperación descentralizada como pilar de nuestro sistema de cooperación y reconocer el lugar que ocupa.
La cooperación para el desarrollo debe ser transformadora, centrada en el desarrollo sostenible y basada en enfoques feministas y de derechos humanos.
Las ONGD debemos contar con el apoyo necesario para garantizar nuestra labor en contextos complejos, y las administraciones deben implementar políticas coherentes que promuevan la economía social y solidaria y el comercio justo.