Unzu: El tiempo se agota

El silencio de Joseba Asiron con respecto a la implantación de un macrohostel en el Casco Viejo de Iruñea es clamoroso. En otro momento de la legislatura podría haberse interpretado como una razonable falta de criterio ante las consecuencias de la turistificación.

Aitor Balbás y Armando Cuenca son miembros de Aranzadi-Pamplona en Común/Iruñea denon artean

2019-ko urtarrilak 7

A estas alturas del
conflicto, sin embargo, da la impresión de que lo que opera es, sobre todo, el cálculo electoral.
Ahora bien, dar luz verde a Unzu significaría abrir la veda de la turistificación en el resto de la
ciudad. No será sólo otra herida en un barrio cuya condición de espacio residencial se resiente
día a día. 

Acto primero: las vecinas paran un hotel 

En 2017, los representantes de Unzu comenzaron a hacer “aproximaciones” al Área de
Urbanismo del Ayuntam
iento. Suene creíble o no, esto funciona así, también con los gobiernos
del cambio: las constructoras y otras empresas “sondean” al Área de Urbanismo para
comprobar el grado de sintonía del binomio público-privado. En despachos, sin luz ni
taquígrafos. En este punto, es conveniente señalar que mientras Aranzadi permaneció en el
equipo de gobierno, no percibimos la más mínima preocupación por la turistificación del barrio
por parte de técnicos y cargos de libre designación del Área de Urbanismo sino, más bien,
reflexiones en la línea del “business as usual”. Sólo cuando el vecindario se organizó y denunció
la amenaza —primero a través de “Convivir en lo Viejo” y más tarde junto con la asociación de
vecinos del barrio—, el alcalde reaccionó presentando una propuesta de regulación de
apartamentos turísticos que, según decían, dificultaría la implantación de hoteles en el Casco
Viejo. Si el barrio no llega a movilizarse, Unzu estaría hoy de obras. 

Acto segundo: consenso en el cuatripartito 

Aunque la normativa propuesta por EH Bildu no solucionaba el problema de los apartamentos
turísticos, sí que contentó parcialmente al vecindario, porque frenaba el macrohostel. Algo así
como cuando te amenazan con acuchillarte pero solo te cortan una oreja. Pese a la ausencia de
sanciones concretas a los apartamentos ilegales, pese a la inexistente asignación de
inspectores, pese a la falta de medidas fiscales para desincentivar los apartamentos turísticos…
Aranzadi decidió apoyar la norma, por considerarla un mal menor. IE, Geroa Bai, PSN y UPN se
sumaron. Ahora bien, Geroa Bai ya advirtió —en pleno— que había que limitar los
apartamentos turísticos ilegales, pero que no tenía ningún problema con los legales ni con los
hoteles, fuera cual fuera su número, saturaran o no áreas de la ciudad. 

Acto tercero: los liberales entran en escena 

Los inversores comenzaron a moverse. No iban a perder las rentas inmobiliarias por las
veleidades de cuatro vecinos quejicas y porque unos podemitas crean que el derecho a la
ciudad debe articular el debate público. Hicieron una ronda de contactos, esa cosa tan de vieja
política. Con Aranzadi también lo intentaron, pero la propuesta de grabar las conversaciones les
resultó disuasoria. La transparencia, esa cosa tan denostada por algunos. Semanas después, los
publireportajes favorables se prodigaron en los medios locales. La sincronización, esa cosa tan
esencial en las dinámicas clientelares. Al tiempo, Geroa Bai solicitó un informe al Concejal de
Urbanismo (Joxe Abaurrea, de EH Bildu) para “flexibilizar” la normativa aprobada. En otras
palabras: un texto ad hoc que modificara la normativa en curso, permitiendo la implantación
del Hotel Unzu, y sin tocar mucho las pequeñas limitaciones a los apartamentos turísticos que
incluía el borrador aprobado inicialmente. EH Bildu accedió y lo entregó rápidamente. En aquel
momento, Aranzadi solicitó un informe para evaluar las posibilidades de declarar el Casco Viejo
zona saturada de hoteles y apartamentos turísticos. 

Acto cuarto: UPN, convidado de piedra 

¿Y qué hay de la Derecha? En todo este asunto mantiene un prudente silencio, roto por algunos
ataques de sinceridad de Enrique Maya del estilo de “los ultramarinos no sobrevivirán en el
Casco Viejo”. Tiene claro su modelo de barrio, promovido en los últimos veinte años:
monocultivo de ocio y turismo insostenible. Para quienes viven de cobrar rentas, un bar de
copas y con música alta, un apartamento turístico, o un hotel resultan más lucrativos que una
tienda que ofrece sus servicios a los residentes pero, conocedores del estado de ánimo vecinal,
prefieren pasar de puntillas. 

Epílogo 

Unzu no es un simple hotel: es una manera de entender nuestra ciudad y su comarca. Sigue la
línea de las operaciones urbanísticas de Salesianos, IKEA, la Meca, estación de Etxabakoitz y
Zara. Eso sí, supone un salto cualitativo, en tanto en cuanto abre la veda simbólica al turismo
depredador. En las próximos días, Joseba Asiron tiene que decidir si su modelo de ciudad es el
de la turistificación o el que plantean vecinos y vecinas. Se juega los presupuestos en esta
decisión. Nosotros tenemos claro dónde vamos a estar.

Gehiago