TTIP en clave plebiscitaria
Nuevamente solicitan nuestra implicación para determinar cómo repartirse el queso, nuevamente asistiremos a la escena del chantaje electoral y de la no gestión de sinergias, de sus indefiniciones y cambios de paso bloqueadores. Nuevamente se recurrirá a la focalización errónea del argumento Rajoy, cuando el problema no es quién. Que también. Si no qué.
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Retrocediendo a los días en que el PsoE y su equipo de “aguilillas” negociadoras
alcanzaron un acuerdo con las vivacidades naranjas adalides de la
nueva política, aportadoras de la acidez que aportan los cítricos
como antioxidante para la vieja política; encontraremos la clave con
la que, quienes opten por ello, responder en las urnas el próximo 26
de junio. Dicho acuerdo, tras la cortina constitucionalista y
“antireferéndum”, contiene un potente veneno que ni tan siquiera
aparece registrado, que subyace en su filosofía y que sirvió para
presentarlo: la economía de mercado.
Quienes firmaron el
acuerdo por el que se encaminaban a ninguna parte, algunos incluso lo
sabían, sostenían la postura contraria al referéndum catalán como
base común para el acuerdo. La indivisibilidad de España y el
mantenimiento del estatus constitucional se conformaron como los
argumentos básicos para formular el acuerdo de orden
político-economico, realizando una defensa clara y unánime de la
economía de mercado, de libre mercado. Sánchez y Rivera, al
manifestarse a favor del acuerdo comercial transoceánico, más
conocido como TTIP, negociado en las sombras, incurren en un doble
discurso puesto que niegan a los pueblos de la Hispania ulterior y
citerior, su derecho a consulta bajo el recurrente argumento de la
Soberanía Nacional, validando al mismo tiempo la supeditación de
dicha soberanía al régimen de mercado cuando defienden un acuerdo
que derrumba las estructuras de las Naciones-Estado, en beneficio de
las transnacionales. Economía de mercado.
Sin duda, el objeto
real a combatir no es tanto si el gallego, cual Castro, se perpetúa
en el sillón, como las políticas necesarias a desarrollar y, sobre
todo, el modo de influir en su implantación. La Ley de la oferta y
la demanda, base reguladora del mercado en la que se construye la
teoría económica de Adam Smith y en la que se basa este modelo
antisocial, se ha mostrado prostituida. En su propio concepto la
demanda debiera regular la oferta y no a la inversa, puesto que
sustancialmente la apuesta por una mayor oferta conlleva la necesaria
creación de demanda, contexto actual de un mercado desequlibrado,
lucrativo, especulativo, con sobreproducción, desregulado, que
infravalora el trabajo.
Los estados y la
política se han rendido a las directrices de esta economía
especulativa y resulta grave que quienes se autodenominan
socialistas, abanderando el llamado “progresismo”, la avalen y
observen beneplacitamente el desarrollo del conclave transoceánico
como una oportunidad histórica para el crecimiento económico.
Cuando la necesidad real pasa por el replanteamiento y sustitución
de un sistema asentado en la desigualdad y la explotación. En la
esclavitud.
El
acuerdo de libre comercio, TTIP, según sus defensores, expertos
prestidigitadores en los juegos de guante blanco y chistera alta,
aportará a la Unión Europea 119.000 millones de €uros, cifra
resultante del estudio económico realizado por un gabinete
”independiente” que además profundiza en las bondades para
España como país beneficiario mejor situado al estimar, ojo, la
creación en 5 años de 330.000 nuevos empleos con un crecimiento de
los salarios del 0,7% ¡Toma Ya! La Comisaria de Comercio de la Unión
Europea Cecilia Malmström, se escuda en estos datos además del
beneficio para las pymes, pero Cecilia no dice cómo van a poder
subsistir estas empresas en un mercado saturado. No mira a África en
sus atroces efectos mercantiles, claro espejo de lo que puede suponer
este tratado.
Vistas la cifras
“independientes”, cabe recapitular partiendo de los erróneos
bailes de cifras a los que nos tienen acostumbrados tanto el FMI, la
Troika y el flamante ministro de economía; los datos de puro
marketing que nos ofrecen además de poder ponerlos en duda,
certifican la pobreza de los mismos para dar salida al común de las
personas, que continuaremos en el mismo túnel, expuestos con mayor
riesgo a ser tratados como mercancía. 5.000 precarios empleos
mensuales durante 5 años ofrecen. Madame Malmström no quiere hablar
de los efectos negativos en el empleo.
Alemania, Francia,
comienzan a abanderar de forma masiva las líneas de respuesta a
tamaña afrenta; respuesta iniciada por los pueblos de Europa y por
organizaciones no endeudadas con los poderes políticos y
financieros. En estas latitudes el próximo 26 de junio se abre una
posibilidad de responder institucionalmente a esta vuelta de tuerca,
la definitiva, del capitalismo. Combatir el TTIP es preservar el
medioambiente, la cultura y la idiosincrasia de los pueblos, es
defender la economía de proximidad, la solidaridad. La respuesta en
las urnas dando valor al voto contra el TTIP es una opción que ha de
ser coordinada y reforzada con las opciones no electorales.