Totes i tots som Catalunya

Quién iba a pensar hace pocos meses que podría darse la suspensión de una autonomía! Pues, así, de noche a la mañana estamos ante esa realidad. En Catalunya se ha dado ya, de facto, una suspensión de la autonomía con el agravante de que se ha llevado a cabo sin respetar el procedimiento de la propia Constitución española.

Txutxi Ariznabarreta. INDEPENDENTISTAK Sarea.

2017-ko irailak 30

Sin
el trámite de presentación y aprobación por mayoría absoluta en el Senado. Sin
división ni independencia de los poderes del Estado. Con el poder judicial como ariete
actuando al dictado del poder ejecutivo. 

Además, la suspensión viene acompañada de una ocupación militar de todo el
territorio catalán mediante miles y miles de guardias civiles y miembros de la policía
armada. Hechos extremadamente graves. Situación de estado de excepción, sin
ningún lugar a dudas. Y todo para impedir que el pueblo catalán pueda llevar a cabo el
simple y democrático ejercicio de expresar su voluntad en las urnas. 

El proceso soberanista catalán está demostrando que las cuerdas del “atado y bien
atado” del dictador Franco están podridas y la quiebra del régimen del 78 es una
realidad. 

Ahora, la pregunta que está en boca de todo el mundo es: ¿Qué va a pasar el próximo
domingo en Catalunya? ¿Qué sucederá a partir del 1 de octubre?
El procés catalán camina sobre tres patas: el pueblo los partidos políticos y las
instituciones. La simbiosis entre estas tres patas es la clave del proceso. El pueblo es
el protagonista principal; el motor y la garantía de que el proceso avance. El estallido
independentista surge de la movilización ciudadana, que a partir del 2012 obliga a los
partidos políticos catalanes a acordar una estrategia soberanista y definir una hoja de
ruta. Los partidos toman el testigo y asumen compromisos que llevan a las
instituciones, donde se deciden los pasos que dan consistencia al proceso
independentista catalán. Muestra de ello son la consulta que se llevó a a cabo el 9 de
noviembre de 2014 y la convocatoria del referéndum del próximo día 1 de octubre. 

Las situaciones de crisis y bloqueo del proceso debido a desencuentros entre los
partidos, que han llegado en algunos momentos a situaciones extremas, se han
superado por la presión popular. Las movilizaciones gigantescas de cada Diada han
sido la antesala de un nuevo paso en el proceso. En cada fase de la hoja de ruta las
tres patas que lo sustentan han ido pasándose el testigo para asumir el protagonismo
y tirar del proceso. La simbiosis ha funcionado. 

El proceso soberanista catalán ha creado una nueva referencia a nivel global. Es un
proceso tan rigurosamente democrático y pacífico; y, sobre todo, tan participativo y
popular, que ha definido unos nuevos parámetros para los procesos independentistas
de todo el mundo.
Pero el Estado español no quiere entender esos nuevos parámetros y está actuando
con esquemas del pasado. Piensa que atacando las instituciones; deteniendo,
suspendiendo e inhabilitando cargos públicos; amenazando con multas y penas de
cárcel; cerrando páginas web; amedrentando los medios de comunicación; utilizando
golpes de efecto como el atraque de buques en los puertos de Barcelona y Tarragona
para alojar a guardias civiles y policías; secuestrando urnas, papeletas y mesas;
ocupando militarmente el territorio; … puede bloquear y hacer descarrilar el proceso
catalán. Pero detrás del procés está todo un pueblo, y ¿cómo se para un pueblo en
marcha? 

Tras la fase de protagonismo de las instituciones y los partidos políticos, a partir de la
nueva demostración de fuerza de la Diada del pasado 11 de septiembre, coge otra vez
el testigo el pueblo catalán, que es quien va a sacar adelante el referéndum del
próximo domingo. De una manera u otra, con urnas o sin ellas, las y los catalanes
expresarán ante todo el mundo cuál es la voluntad mayoritaria del pueblo catalán. Y
habrá más independentistas. 

Y cuanto más sigan negándoles sus derechos y silenciando su palabra, con más
fuerza surgirá su grito de libertad. Y serán más independentistas. 

El procés es ya irreversible e imparable, la República catalana está cada vez más
cerca y desde Catalunya nos llega un mensaje lleno de fuerza e ilusión: Con la lucha
los sueños se pueden hacer realidad. La independencia es posible! 

Pero, más allá de la independencia, están en juego la democracia, los derechos civiles
y políticos más elementales y la dignidad de los pueblos y las personas. En Catalunya,
en Euskal Herria y en todo el Estado español. Hoy defender el proceso y el
referéndum de Catalunya es defender nuestro propio futuro democrático. Totes i tots
som Catalunya! 

Por eso todas y todos los demócratas tenemos una nueva cita el sábado día 30 en
Bilbao. Volveremos a llenar las calles bajo el lema Demokrazia. Erabakitzeko
askatasuna / Democracia. Libertad para decidir.

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