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No es la primera vez, esta causa había sido archivada en dos ocasiones. Si el año
pasado celebrábamos que se reabría con un Auto que hablaba por primera vez de la
integridad física y la dignidad de las personas, este año la realidad se impone: quieren
que la frontera siga siendo un espacio sin derechos y para ello necesitan impunidad.
Intentan vender la inmigración hacia Europa como un problema de gestión y
seguridad, y necesitan cómplices silenciosos que callen ante barbaries como la que
sucedió hace cuatro años. No fueron sólo 15, fueron más, a algunos se los tragó el
mar y la indiferencia y otros fueron expulsados “en caliente”, sin preguntas, como si
nada hubiese sucedido, cruzaban a nado una frontera que les separa de una Europa
Fortaleza que invisibiliza, criminaliza y niega su existencia. 

Por eso queremos y debemos recordarnos la urgencia de defender nuestros
derechos, los de todas las personas, los que no hace falta que nos concedan, porque
ya son nuestros, nos urge recordarnos que somos dueñas y dueños de nuestras vidas,
con capacidad y derecho a de decidir dónde y cómo queremos vivirla y cruzar una
frontera es un ejercicio legítimo de este derecho. 

Hace ya 4 años que Tarajal se convirtió en un símbolo más de la vergüenza
europea: de la violencia legalizada, de los procedimientos judiciales eternos, de la
imposibilidad de cruzar una frontera ni siquiera para enterrar a los que han muerto por
esa “gestión”. No queremos olvidar estos 15 nombres: SoupTagne Armand Ferdinand,
Dauda Mahama, Larios Fotio, Nana Chimie Roger, Ousman Hassan, Ibrahim Keyta,
Jeannot Flame, Bilong Martin Yves, Bikai Luc Firmin, Blaise Fotchin, Aboubakar
Oumaourou Maiga, Samba Baya, Youssouf… Nos gustaría nombrar a todas y todos:
las que guarda la gran fosa común en la que se ha convertido el Mediterráneo: como
las más de 20 personas ahogadas el pasado domingo frente a costas de Melilla o las
que se quedaron en los desiertos o en sitios remotos a los que el relato oficial les ha
negado la existencia, por eso es imprescindible seguir recordando, no olvidar nunca. 

Así lo entendemos y por eso seguimos luchando contra las leyes de los estados
que entienden las migraciones como un problema a combatir, que lejos de analizar su
origen ponen el foco en la llegada y la visten de amenaza para poder vender y
comprar seguridad a cualquier precio, que pretenden regular flujos ajustándolos a las
leyes de un mercado que no quiere ni hablar de derechos, que pretende sostener un
sistema de privilegios y que nos reduce a cifras. 

Una Europa que necesita crear guerras contra unos enemigos invisibles, para
justificar recortes de derechos y seguir inventando negocios lucrativos, como el de la
seguridad de las fronteras.
Nos quieren hacer creer que no hay alternativa posible, pero sí la hay, la tenemos
que construir entre todas y todos, a través de redes de solidaridad, de reconocimiento
mutuo, de desobediencia a las leyes injustas.
Por todo ello, el 6 de febrero a las 20:00 nos concentraremos en Mercaderes, para
decir alto y claro que no reconocemos estas fronteras asesinas que nos dividen
¡Ninguna muerte sin respuesta!