Supongamos
Supongamos: 7 de enero, 10.000 personas en Bilbao. Desastre. Fracaso. Catástrofe. ¿De quién? De Sare. De los presos. Del Colectivo. De los partidos, sindicatos. De la sociedad. No los quieren ni los suyos. Los han olvidado. No les importa. La sociedad los ha condenado a la indiferencia, a la soledad. Les ha dado la espalda. Éxito de la política penitenciaria. Firmeza de la ley. Salud de la democracia española. Imperio de la ley.
Mikel Mundiñano, Sare Herritarra
2022-ko abenduak 29
Leeríamos y escucharíamos mejores perlas en los medios, en las redes.
Supongamos: siete de enero, doscientas mil personas colapsan Bilbao. Reinaría el silencio, pero el eco del éxito no llegaría sólo a las celdas, también llegaría a muchas oficinas, sonarían muchos teléfonos, se abrirían puertas, facilitaría muchas decisiones, obligaría otras, en favor de las presas y presos. Sería más difícil rechazar los terceros grados, facilitaría la progresión de grado, los permisos, las libertades.
Meras hipótesis. Necesita algo más concreto quien está pensando ir o no ir a Bilbao. También quienes estamos colocando Bilbao en la lista de prioridades, en las de arriba o en las de abajo. A veces es más fácil pensar en negativo: qué significa no hacer, qué significa no acudir el siete de enero: que no me importan los derechos de las presas, que no me preocupa que su situación mejore, que las presas sigan en prisión sea una cuestión de segundo, tercer orden, que no es alarmante que la situación de las presas empeore.
Escalofríos.
Prefiero pensar que acompaño a las presas en sus decisiones, que apoyo el camino que han tomado para que salgan de la cárcel, que apoyo la política que ha acabado con la dispersión, que me importan sus condiciones de vida, que aparte de legal, también es de justicia intentar que las presas estén en casa
El tamaño del esfuerzo dificulta la negativa. Las características del mismo, me recuerda la importancia de la colectividad. No hay pelea diseñada a la justa medida de cada cual, no hay revolución de mi talla. De conseguir algo, será junto con muchos. Me gusten más o menos. El intento mismo me enseña que de poco vale la complicidad que acaba en uno mismo, que no pisa calle.
Mejor ser práctico. Concreto. Se ha acabado con la dispersión. Han. Habéis. Hemos. He acabado. Se han necesitado de un conjunto de condiciones, es cierto. La más importante para mí, no porque de hecho lo sea, sino porque es en la que puedo incidir: que haya habido gente en la calle por las presas, en cientos de movilizaciones pequeñas, en gigantes unas cuantas. Todas necesarias. Hay que aprovechar la ola para seguir haciendo camino, para acabar definitivamente con el de la dispersión y comenzar el de regreso a casa.