Sobre la memoria, el gaztetxe Maravillas y Mikel Castillo
Era una noche de Julio de 1936 y el padre de familia no volvía a casa. Era tarde. Una de las hijas lloraba sentada en la puerta de casa. ¿Qué te pasa? Le pregunta un vecino al ver. “Mi padre ha ido a campo y no vuelve”. “No te preocupes, que yo traeré a tu padre a casa” le contestó este.
Desjabetuon Memoria – Memoria de los Desposeidos y Maravillas Gaztetxea.
2018-ko irailak 18
Aquel vecino, tradicionalista,
sabía que en ese y otros pueblos de la ribera de Navarra ya habían comenzado los paseíllos, y que el
hombre de que no volvía a casa, era de la UGT. Un rojo. Aquel hombre buscó al desaparecido padre de
familia y lo acompañó hasta su hogar para que no le ocurriera nada por el camino. Aquel era un buen
hombre.
La noche terminó, pero el miedo no. Los paseíllos seguían y cada vez faltaban más hombres.
A aquel
campesino le perdonaron la vida, pero no ser un rojo. Padre de familia con seis bocas que alimentar, fue
obligado a trabajar por la cara en las piezas de los fascistas del pueblo. Del amo al fascio. Por si esto fuera
poco, varias veces lo hicieron desflar por el pueblo junto a otros hombres, vestdo con la camisa azul y
cantando el Cara al sol brazo en alto. Aquella familia lo pasó muy mal. Lo pasó muy mal porque solo podían
callar. Y callaron.
Aquel hombre era el bisabuelo de una persona que a día de hoy milita en el Gaztetxe Maravillas, pero
podría ser el de cualquiera. Esta persona cuenta como, su abuela, aquella niña que lloraba, nunca ha
querido hablar de ello. Miedo y silencio. Silencio impuesto.
Llegó el día en que esta gente rompió el silencio y todas las barbaridades cometdas salieron a la luz.
Aquellas barbaridades, recordemos, las cometó la “gente de bien”, gente “de ley y orden”; bien amparados
por los amos y patronos de turno ¡Cómo no! Aquella gente que sufrió el fascismo en sus carnes, además,
tubo que aguantar todo tpo de humillaciones: Rojos, criminales, bandoleros… terroristas. Y es que el terror
se desató contra aquellos que anhelaban y luchaban por un mundo mejor; pero era necesaria una
justfcación moral. Fusilados, esclavizados, humillados, juzgados y condenados a muerte (la famosa ley…ad
hubo miles de casos en Navarra, y Navarra no ha olvidado.
Y no hemos olvidado, no porque vivamos anclados en el rencor; sino porque la violencia estatal o para-
estatal, el terrorismo del Capital, no ha cesado ni un instante. No hemos olvidado por que hay heridas que
nunca han sido cerradas.
En esta terra hay muchas familias, y esto es de dominio público, que en muchos años no han tenido ningún
reconocimiento como víctmas, ni apoyo insttucional de ningún tpo. No solo eso, sino que además, han
tenido que ver como la “Justcia” absolvía a los que habían apretado el gatllo, e incluso los condecoraban y
ascendían; suponemos que por aquello de “… dos a uno a nuestro favor”. Mientras, tenían que aguantar de
todo por parte de tertulianos, periodistas y politcuchos; muy demócratas y valientes todos ellos,
vilipendiando a un muerto.
Hablamos de las familias de German Rodriguez, de Naparra. Hablamos también de Jose Luis Cano, de la
Bahía de Pasaia, del 3 de Marzo en Vitoria, de Angel Berrueta; hablamos de Mikel Castllo. Hablamos de
todas esas vidas truncadas a las que se ha tratado de condenar al olvido.
La Memoria Histórica no comienza en 1936, ni termina en la post-guerra. Ni en 1978. La memoria, al igual
que la historia, sigue un hilo conductor. Y este hilo llega hasta hoy. Nosotras, entendemos que la Memoria
Histórica es una construcción colectva, y que, por tanto; nadie tene el derecho a autoproclamarse
representante de los represaliados del 36. A salir como abanderado de la pureza de un colectvo de
personas que supera las 3400 familias.
Toda persona asesinada tene derecho al reconocimiento y un juicio justo, y su familia; a la reparación.
“Verdad, justcia y reparación”, ha sido un lema histórico.
El Gobierno del Cambio ha desarrollado una ley de “Victmas de violencia policial y de extrema derecha”, lo
que evidencia la existencia de un colectvo de personas que han sufrido estas violencias y que han vivido
durante décadas en el más absoluto desamparo. Entre las personas acogidas a esta iniciatva, se encuentra
la familia de Mikel Castllo. Porque se entende que no hay victmas de primera y de segunda. Por que se
entende que nadie tene derecho a ir repartendo carnets. Tampoco admitmos que nadie se otorgue la
superioridad moral de decirnos a quien podemos llorar y a quien no; ni de quien podemos hablar y de
quien no. ¿La hermana de Mikel no tene derecho a expresar su dolor? ¿80 años después, de nuevo silencio
impuesto? ¡Nunca más!
Nosotras seguiremos aportando nuestro granito de arena en la gran batalla de la memoria, que es, en
realidad, la batalla del relato. El relato de la larga noche de los tempos, escrito siempre por los vencedores.
Los desposeídos seguimos teniendo memoria.