Sare tras el 11 de enero
Sare Herritarra
2025-ko urtarrilak 23
La Red Ciudadana SARE convocó y congregó el pasado 11 de enero a decenas de miles de personas en la manifestación que, desde hace años, se viene celebrando en Bilbo.
Hemos querido dejar pasar unos días. Reposar lo que vimos y vivimos. Escuchar lo que unos y otros han dicho de esta manifestación y nos quedamos con lo que para nosotros es lo importante. Un año más, una parte de la sociedad vasca demostró, con su presencia, la existencia de un problema latente durante años que necesita de una solución urgente.
El dato de asistencia es esperanzador porque, en términos de movilización, muestran que una parte no poco importante de la sociedad vasca defiende estos objetivos, que deberían tomarse muy en serio. Más aún cuando una gran parte de quienes se movilizaron eran personas jóvenes, no estrictamente militantes y que no han conocido, por su edad, los peores tiempos de este periodo de nuestro reciente pasado.
En contraste con esa percepción hemos escuchado tres tipos de mensajes.
Uno primero, donde subrayan que, desde su relato de lo ocurrido, “se está cerrando un capítulo de manera excesivamente rápida, sin la debida lectura del pasado”. No parece que el concepto de rapidez encaje con la vivencia de la mayoría de los presos y presas con 25 años de condena cumplidos y que aún siguen en la cárcel.
Por otro lado, hay quienes interpretan como actos de blanqueamiento o de enaltecimiento de los presos de ETA o de humillación a las víctimas, cuando un cartel en cualquier rincón del país dice simplemente “fulanito de tal, tiene derecho a que se le reconozca al tercer grado”, lo que es una constatación de justicia penal.
Y tercer mensaje. Se nos ha dicho, también, que algunas de nuestras declaraciones o expresiones son exageradas porque nos arrogamos el sentir mayoritario de la sociedad. No es cierto. Solo constatamos un dato real. Una parte de nuestra sociedad no quiere que su silencio se interprete como ajeno a un problema como el penitenciario y, en concreto, a la situación de los presos y presas privados de libertad por su colaboración o pertenencia a una organización ya desaparecida hace años. Y se movilizan, aun teniendo en cuenta que en los últimos años se han dado pasos importantes.
El primero, que ETA desapareció hace varios años. El segundo, es que hemos ido superando las expresiones más visibles de eso que denominamos políticas de excepción. Atrás quedaron la dispersión, el alejamiento, la aplicación de regímenes de aislamiento, el número de personas privadas de libertad es el menor de la historia y, aun así, el movimiento de defensa de los derechos de estas personas y, a la postre, que reclama su excarcelación a través de la aplicación de una política penitenciaria de carácter ordinario, mantiene una consistencia que, en enero, se plasma en una movilización coma la vivida hace unos días, pero que se extiende a lo largo del año de otras formas.
En fin, que la relativa pujanza de este movimiento corre paralelo a la insistencia de algunos en minusvalorar la importancia de que decenas de miles de personas llenaron las calles de Bilbo.
Y hemos de decir que nos preocupan algunas de estas actitudes. No porque tengamos miedo a la crítica, sino porque estas posiciones no conducen a una reflexión abierta por parte de todos que conduzcan a la convivencia. Más bien todo lo contrario. La frustración y el tono airado, desde la superioridad ética de algunos, no hacen otra cosa que agravarla en perjuicio de todos. Pero es la interpretación reflexiva y tranquila sobre lo que está ocurriendo, incluyendo una más adecuada y justa valoración y reconocimiento de los sufrimientos que generaron todas las violencias padecidas en nuestro País, la que nos ofrecerá un marco de actuación que favorezca realmente la convivencia. Con ella, posiblemente, estaremos dando un paso importante en favor de una paz sin injusticias, una resolución de todas las consecuencias de estas violencias y de una convivencia real.
Firmantes: Joseba Azkarraga, Bego Atxa, Mikel Mundiñano, Naikari Iturbe, Iñaki y Xabi Bidaurre, Ion Marauri, Eñaut Landa, Beñat Uribe Etxeberria, miembros del Elkargune de Sare