Salud y empleo: Derechos humanos

Ahora más que nunca se pone de manifiesto que la sociedad la componemos personas con derechos: a la salud, a la educación, a la vivienda, al empleo...

Fernando Armendariz y Jesus Viana. Miembros de Banatu Taldea / Iniciativa decrecentista por el reparto de todos los trabajos.

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Si para conseguir el derecho a la salud, estamos imaginando, cambiando y reinventando
nuestro modo de convivencia, igual debe suceder con el resto de los derechos. 

Hoy, cuando apenas vislumbramos la salida de la crisis sanitaria, ya vemos los enormes
costes sociales que está provocando, entre otros, unas tasas de desempleo desbocadas. 

Estamos comprobando también que, para la sostenibilidad de la vida, todos los trabajos
son importantes: productivos (empleos), domésticos y de cuidados, que debemos compartir
igualitariamente entre mujeres y hombres. 

La “nueva” sociedad que sale de esta crisis sanitaria, que ha afectado a todas las personas,
no la podemos reiniciar con la “mitad” de sus miembros en paro. El reparto igualitario de
todos los trabajos que sostienen la vida es lo más justo, el reparto del empleo también. 

Si el empleo puede ser la fuente de ingresos individuales necesarios para vivir dignamente,
ninguna persona que lo necesite debería estar privada de él. Para conseguirlo hoy, una de
las medidas es repartir el empleo existente. 

Tiene que partir desde la voluntad decidida de los trabajadorxs de reducir la jornada
laboral a 30 horas semanales, con el incremento correspondiente de puestos de trabajo. El
aumento de la masa salarial saldría de los beneficios empresariales, con la aportación de la
Administración desde el ahorro en subsidios de desempleo y del resultado de una
responsable reducción de los abanicos salariales. 

En la medida en que, razonablemente, el sector privado no pueda satisfacer toda la
demanda de empleo, la Administración debe crearlo, para todas las personas que lo
demanden, desde las premisas del “Trabajo Garantizado”: empleo digno, con continuidad y
con salario suficiente, para realizar tareas de utilidad social: refuerzo de plantillas en
servicios sociales, ayuda a domicilio, residencias de mayores, educación, sanidad, trabajos
“verdes”, obras municipales…

Garantizar el acceso a la salud y al trabajo para todas las personas es el objetivo prioritario
en este momento. Repartir el empleo, mediante la reducción de la jornada laboral, la
creación de nuevos trabajos garantizados por la Administración y una renta básica
suficiente, pueden ser los instrumentos necesarios para no dejar a nadie atrás.

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