Resignificar Los Caídos. Un acuerdo fuera de la legalidad

Enrique Miranda

Arquitecto urbanista

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El Acuerdo político entre PSN, EHBildu y Geroa Bai para Resignificar Los Caídos tiene por objetivo evitar el derribo ahora o en el futuro. Llama la atención el punto noveno en el que se pretende un cambio legislativo para hacer irreversible la intervención de no derribo. Todos sabemos que dependiendo de las mayorías de cada momento lo que hoy es norma, mañana deja de serlo, por lo que la irreversibilidad de las decisiones son humo y una posible mayoría futura PP-UPN-Vox nos puede deparar una nueva decisión. El Sr. Iriarte ya anunció en el Parlamento que UPN era partidario de convertir Los Caídos en un memorial de los “dos bandos de la guerra”. Por ello no nos debe extrañar que, en un futuro, la cúpula franquista vuelva a reaparecer en el horizonte, las pinturas de la cúpula se destapen y los mármoles sean recolocados “para una lectura crítica” y los 4.500 nombres de los caídos por la Cruzada sean exaltados en el mismo lugar donde ahora están, eso sí junto a los nombres de las casi 4.000 personas asesinadas en las cunetas navarras por los franquistas, revictimizando de nuevo a los fusilados y fusiladas.

También llama la atención el punto 3, en el que los firmantes repasan “cinco importantes hitos que nos han traído hasta aquí”. El hito cuatro es especialmente significativo, pues los firmantes resaltan que el Censo de símbolos franquistas de Navarra dice que el Monumento a los Caídos es un símbolo franquista. Sorprende, sin embargo, que los firmantes se olviden de otros dos hitos más importantes que los anteriores, como son la aprobación en 2013 de la Ley navarra de reconocimiento y reparación de las víctimas del franquismo y que el Congreso aprobara en 2022 la Ley de Memoria Democrática.

Es evidente que los firmantes se comportan como si ambas leyes de Memoria no existieran. Pero existen. Tal vez el olvido sea premeditado, porque ambas leyes dicen alto y claro que los símbolos franquistas deben ser retirados o eliminados, confrontando todo el Acuerdo de arriba abajo. En este sentido es muy claro el artículo 37.3 de la ley de Memoria Democrática, que dice que “las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias y territorio, adoptarán las medidas oportunas para la retirada de dichos elementos (símbolos franquistas)”.

Tal como dicen los firmantes, el Monumento a los Caídos es un símbolo franquista. Creo que este es el único punto en el que toda la sociedad navarra está de acuerdo, tanto de derechas como de izquierdas. Pues partiendo de este hecho, los firmantes pretenden saltarse las leyes de memoria que he mencionado. En concreto la ley de Memoria Democrática dice que los edificios y construcciones símbolos franquistas deben ser retirados o eliminados. Retirar o eliminar una construcción o edificio en el lenguaje arquitectónico y urbanístico es derribar el edificio.

El Acuerdo político que nos han presentado los firmantes pretende hacer una pirueta normativa y que resignificar sea sinónimo de eliminar, pero no cuela. Como he dicho, derribar un edificio es eliminarlo y dejar el solar vacío. Resignificar un edificio es más acorde con rehabilitarlo y darle un nuevo uso. Esto último es lo que se desprende de la lectura del Acuerdo.

Por tanto, el Acuerdo es contrario a la Ley de Memoria Democrática. Esto ya lo deberían saber los partidos firmantes, porque ellos fueron los que aprobaron la Ley en el Congreso hace dos años, el 21 de octubre de 2022.

Cuando se aplica una norma hay una forma sencilla de hacerlo. Es recogiendo la norma tal cual y actuando en consecuencia. Es decir, si la norma dice que los edificios símbolos franquistas se deben derribar, el propietario lo hace y no hay discusión sobre la aplicación de la norma.

También existe una forma retorcida de intentar aplicar la norma. Parece que es el camino que han emprendido los firmantes del Acuerdo por la Transformación de Los Caídos. Donde la norma dice “el edificio se debe derribar”, el propietario del edificio, por voz de los partidos que lo gobiernan, dice “mire, no me apetece derribar el edificio, lo voy a rehabilitar, cambiar cuatro cosas y le pongo un nuevo uso que parece atractivo y así puenteo la ley”. Esta forma retorcida es la que a nivel urbanístico termina en litigios judiciales y de esto el Ayuntamiento de Pamplona tiene mucha experiencia.

Lamentablemente parece que este segundo camino tortuoso de los litigios, es el que quieren emprender PSN, EHBildu y Geroa Bai. Sorprende que unos partidos que hace dos años aprobaron el derribo de los símbolos franquistas en el Congreso, ahora vayan contra sus propios actos y pretendan hacer una cosa contraria a lo que aprobaron y que es mandato de la Ley de Memoria Democrática.

Gehiago