Resignación no, rebelión

Llevamos con esta no subida del 0,25 varios años. Pero este año algo novedoso ha sucedido. Desde varias instancias están surgiendo concentraciones de personas jubiladas y hasta convocatorias anónimas consiguen agruparnos para expresar públicamente la repulsa a esa postura mezquina del Gobierno español.

Marivi Erdozain, José Mari Egillor y Patxi Erdozain. Sasoia.

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Y es agradable ver cómo vamos
cambiando de la resignación a la protesta. Con la resignación estamos abocados a ser
siempre manejados, a que nuestras condiciones de vida se vayan deteriorando.

También somos conscientes de lo difícil que es conseguir para todas las personas
jubiladas las condiciones necesarias para vivir una vejez digna. Para quienes manejan
los hilos de la política y sobre todo de la economía somos sencillamente una carga que
hay que sobrellevar. Su objetivo es que les sea lo más ligera posible. 

Son momentos interesantes no sólo para protestar sino para dialogar entre quienes
estamos en esta situación de jubilación y también entre quienes se van acercando a ella,
para encontrar una salida. No podemos esperar que la solución nos venga de quienes
son los causantes de este continuo deterioro. 

Se nos están ofreciendo salidas falsas o por lo menos, como se dice ahora, de poco
recorrido. 

Así hablan de una actualización del Pacto de Toledo donde, en sesiones interminables
de las que nada nos enteramos, “señores de corbata” fieles a los intereses de los dueños
de la economía tratan de compaginar alguna reforma de las pensiones con el
mantenimiento de los intereses de sus amos. Misión imposible. 

Por activa y por pasiva nos hablan de que la hucha se está vaciando y por tanto el futuro
nos lo pintan negro. “Sálvese quien pueda”: quienes tengan buenos sueldos que se
apunten a los planes privados, chollo para la banca, y quienes no lo tengan a la
beneficencia. Y entonces la varita mágica nos dice que cuando haya más cotizaciones y
mejores convenios la hucha volverá a llenarse como si no nos diéramos cuenta de que
los responsables del paro, eventualidad y malos salarios son a la vez causantes del
deterioro de nuestras pensiones

Den las vueltas que den, todo pasa por una justa distribución de la riqueza. Esta no ha
disminuido; ha aumentado el hambre de acapararla en pocas manos con el beneplácito
de los políticos. A los acaparadores hay que controlarlos y obligarles a contribuir con
una fiscalidad justa a la mejora de las condiciones de vida de toda la sociedad. 

Y hoy la única forma de hacerlo es desde aquí, desde nuestro pueblo. Nosotras, las
personas jubiladas, defendiendo una vejez digna, en solidaridad con quienes luchan en
otros frentes y empujando a nuestro parlamento y gobierno a tomar medidas en esta
dirección.

 

Ese camino tomó hace ya varios años el movimiento de las viudas navarras que con su
constante movilización obligaron al parlamento a mejorar sus pensiones. 

Últimamente el Cuatripartito ha dado pasos en la buena dirección con su decisión de
equiparar las pensiones bajas al SMI. Es un paso importante pero ni de lejos suficiente. 

No es ninguna panacea. Por un lado estamos viendo día a día cómo Madrid esta ojo
avizor para impedir cualquier paso que podamos dar en contra de sus intereses
económicos y “patrios”, por otro lado también aquí están bien asentados las fuerzas del
Capital dispuesto a defender sus ganancias. 

Hará falta determinación. Esta solo se consigue con una constante movilización. 

Nos reafirmamos en que la lucha por la soberanía de nuestro pueblo y la justicia social
van de la mano. Hoy no vemos otro camino. 

Nos corresponde movilizarnos y crear foros para debatir entre estas salidas

Gehiago