Relato de las peripecias de dos bearneses en Euskal Herria tras el Ospa Eguna de Altsasu

Militantes de la organización Libertat (Izquierda Revolucionaria de Occitania) hemos acudido a Altsasu (Euskal Herria) el pasado sábado 01/09/18 con motivo del Ospa Eguna, día de movilización popular a favor de la ida del País Vasco de las fuerzas de ocupación españolas y francesas (Guardia Civil / Gendarmerie, Policía Nacional / Police Nationale, etc).

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El día empezó con una kalejira que, al sónido de su música, no llevó al sitio del herri bazkari (comida popular). En aquella plaza decorada por la ocasión se juntaron un poco mas de 400 personas, mayoritariamente jóvenes, en un ambiente alegre y combativo. Al final de dicha excelente comida se escuchó música y una alocución tan política como humorística. Luego una manifestación de 3 000 personas recurrió las calles de esta ciudad de 6 000 habitantes. Se oyeron eslóganes exigiendo la ida de las fuerzas de ocupación, la liberación de lxs presxs politicxs, especialmente lxs 11 jóvenes de la ciudad quienes, despues de sufrir agresión por guardias civiles de paísanxs, fueron condenadxs a largas penas de cárcel después de un montaje policial. La movilización popular se acabó con un mítin en el que sorgin (brujas) barreron de manera simbólica los instrumentos de opresión españoles (capitalismo, sexismo, Iglesia, Código penal, Policía, etc). El día se acabo con conciertos en la plaza central y en el Gaztetxe (centro social).

    Alrededor de las 02:00 de la mañana, decidimos volver a Bearn en nuestro coche matriculado en el 64 (Piríneos Atlánticos). Justo antes de irnos, se nos viene la idea de esconder las tarjetas SD de la cámara en un pañuelo sucio, dejado en un guardaobjetos del coche. Apenas salimos de Altsasu que nuestros miedos se confirman : a la auséncia de policías durante el día le compensan controles sistemáticos de todos los vehículos saliendo de la ciudad por la Guardia Civil. Los agentes nos avisan de que nos tenemos que parar al lado de la carretera : “Habéis bebido ? Teneís droga ? Mejor decirlo ahora, que si encontramos droga mientras registramos el coche, habrá condena.” Estando sobrios y sin droga, contestamos con la negativa.

    Entonces empieza un amplio registro del coche por lxs policías. Debemos entregar nuestra documentación y despojarnos de nuestras carteras, llaves, etc. Lxs guardias encuentran pegatinas relacionadas con la movilización del día, un cartel y los tickets de la comida popular y de las bebidas. El tono de la conversación entonces cambia de manera radical. “La paella era buena ?”, nos preguntan para enseñarnos que saben donde hemos pasado el día. Nos preguntan el significado de las pegatinas. En dicho momento, entendemos que está mejor olvidarnos de nuestros conocimientos para hablar o hasta entender el castellano : no somos mas que turistas franceces quienes – al final – no han hecho nada ilegal. Una agente vuelve del maletero con, en su mano, dos tricornios, utilizados en el evento a fines satíricos. “Donde lo conseguistéis ?” Insisten. “En el chino”, contestamos. “No hay chino en Altsasu donde se venda esto”, nos contestan. Uno de los policías cada vez mas enfadado, nos pregunta : “es porque os gusta o es para vacilar?!” No contestamos. Vuelve a preguntar y parece darse cuenta de que la respuesta es evidente. Tememos entonces que, bajo el enfado, el agente no controle su agresividad. Nos hacen levantar el capó del coche: no vemos más lo que hacen lxs policías. Pero si hacemos cualquier movimiento, nos prohiben movernos. Otro agente saca de nuestra mochila una bandera de nuestra organización política. Desgraciadamente para nosotros, tiene un fondo amarillo. “¡ Amarillo !” se exclama un guardia, pensando ver allí algo relacionado con Catalunya. Sospechas “confirmadas” en su opinión por el nombre de nuestra organización : Libertat. No nos atrevemos a decirle que en catalan, la palabra tiene dos L. Insiste : “¡ Es amarillo !” Uno de nosotros no puede resistir a hacerle remarcar que también es el color de su chaleco de seguridad. El humor no resulta oportuno y la actitud del agente sube aún mas en la agresividad. “Ja ja ja, todos nos reímos, ¿ eh ? ¡¿ Tú te crees que me estoy riendo ?!” Nos pregunta de donde viene la bandera. “Toulouse”, contestamos. Insiste de nuevo : “¿ Cataluña ?” Nosotros : “no, Toulouse, France.” Nos cuesta prononciar estas dos palabras en una misma frase, pero sentimos que hay que hacer sacrificios. Lxs guardias sacan entonces una foto de la bandera y de los tricornios. En la guantera, una policía “encuentra” un cuchillo que núnca habíamos visto antes : “está prohibido tenerlo aquí, hay que ponerlo en el maletero… se os podría multar por eso.” Lo deja en el maletero y sigue el registro. Afortunadamente, no ha registrado de verdad a la guantera y no ha encontrado las pegatinas para la amnistía de lxs presxs políticxs. No se puede husmear en las fotos de la cámara, obviamente, y los móviles estan cerrados. Después de llamar a la comisaría, dos guardias hablan entre ellos : “se están burlando de nosotros, este casi habla mejor castellano que tú e yo.” Mientras esto, los pocos coches que toman esta carretera también están dirigidos hacia el pequeño parking donde nos retienen. Los dos agentes, los mas agresivos, se alejan hacia nuestrxs nuevxs compañerxs de infortunia. En dicho momento, los dos que jugaban el papel de “policías buenos” nos dicen que nos vayamos ya, que sino sus compañeros nos val a multar por el tema del misterioso cuchillo aparecido en la guantera. Sin hacernos de rogar, nos vamos.

Llegados a Irun, tomamos tiempo para volver a ordenar el coche : libros de escuela estan dañados por el registro y material político por valor de unos treinta euros no se puede encontrar. En cambio, ¡ tendremos algo para cortar el fuet, en nuestro próximo viaje ! Después de este hermoso día de solidaridad internacionalista y de movilización popular, recordamos que esta desventura es – afortunadamente para nosotros – excepcional por ser ciudadanos franceses. Pero es desgraciadamente habitual, cuando no es peor, para todxs lxs militantes viviendo al otro lado de los Pirineos, en la gran democracia española.

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