¿Por qué esta huelga también es nuestra?

IV Razones de las trabajadoras de hogar y cuidados para ir a la Huelga feminista general en Euskal Herria.

Colectivos de trabajadoras del hogar

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Al calor de la pandemia, en marzo del 2021, diversas colectivas feministas en Euskal Herria nos organizamos en el marco de Bizitzak Erdigunean; una plataforma que surgió con la intención de construir una respuesta colectiva y articulada desde los feminismos frente a la que estaba cayendo.

Nos sumamos a este proceso porque como mujeres migradas y racializadas, trabajadoras de hogar, realizamos una aportación fundamental en el sostenimiento de las necesidades de cuidados de la sociedad vasca. Somos miles de mujeres, migradas y racializadas las que desde hace décadas sostenemos una parte importante de los cuidados en Euskal Herria. Especialmente, pero no sólo, las compañeras en régimen interno, en unas condiciones laborales atravesadas por relaciones de opresión y discriminación parte y producto de este Sistema colonial, racista, capitalista y heteropatriarcal en el que vivimos.

Es por ello que creemos importante estar y aportar en esta huelga. Desde nuestras experiencias, saberes y aprendizajes colectivos; reivindicando nuestra presencia como sujetas políticas con propuestas que contribuyen al proceso y al nuevo modelo de cuidados público y comunitario. Reivindicación central de la huelga y parte del Herri Akordio que, más allá del 30 de noviembre día de huelga, plantea compromisos que involucran a todas y todos a diferentes niveles (organizaciones mixtas, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de barrio…).

¿Qué está en juego?. ¿De quién es esta huelga? ¿Cómo se hace camino colectivo? ¿Qué implica para nosotras, como colectivas de trabajadoras de hogar y de cuidados con mucha presencia de mujeres migradas-racializadas y precarizadas-, decidir ser parte de este enredo? Escribimos este articulo pensando en voz alta, intentando recoger sentires que vamos poniendo en común y nombrando, mientras vamos caminando.

Hay mucho y muy importante en juego. Pensábamos que la pandemia podía hacer que se implementaran cambios que pusieran en el centro los cuidados y las condiciones de quienes los realizamos. Eso no sólo no pasó; sino que, como sector, nos vemos cada vez peor. En papel nos han reconocido algunos derechos, pero en la práctica nos los arrebatan y vulneran. Vivimos abusos constantes que, en nuestro caso, son tal vez los más sangrantes; en especial, para las compañeras que, sin otra opción, se encuentran trabajando como internas en situación administrativa irregular.

Lo que nos pasa a las trabajadoras de hogar no es sólo nuestro problema. Somos un síntoma y un último eslabón de todo un sistema que explota, invisibiliza e infravalora casi todos los tiempos, procesos y esfuerzos de cuidados. No casualmente trabajos feminizados, racializados y precarizados.

Trastocar todo esto es una tarea urgente. Desde nuestro lugar, queremos estar… porque aportamos una labor muy importante en Euskal Herria sosteniendo desde las casas unos cuidados que no sólo deberían suministrarse desde una infraestructura pública accesible y de calidad (en la que podríamos incluso encontrar nichos de empleo en mejores condiciones), sino porque nosotras también necesitamos de cuidados y los vamos a seguir necesitando cuando seamos mayores…

Lo que sigue son alguna razones que nos mueven, por las que esta huelga también es nuestra:

I.    La huelga como proceso. No creemos en los grandes acontecimientos; somos más bien hormiguitas que trabajamos pequeñito, con tiempo y paciencia. Para nosotras, la huelga está siendo un proceso en el que vamos descubriendo nuestras propias formas de estar, ser y visibilizar nuestras voces, cuerpos y relatos. Esto no es fácil, a veces los ritmos y las maneras no son las que nos gustan ni las que podemos sostener. La huelga es un proceso que no es perfecto; pero estando, aportamos cosas que nos parecen importantes. Nuestro aporte está siendo en primera persona, no desde el victimismo ni desde la crítica, sino desde la apuesta por construir un común en el que estamos involucradas. La huelga viene de lejos, muchas empezamos a organizarnos como sujetas en los paros de 2018 y de 2019, movidas por las huelgas feministas en nuestros territorios de Abya Yala…

II.    La huelga como aprendizaje colectivo. En el camino estamos aprendiendo cosas que no imaginábamos: del movimiento feminista, de nuestra propia condición como trabajadoras; y, sobre todo, estamos aprendiendo lo que somos capaces de hacer. Tenemos miedo, mucho; vivimos día a día chantajes, amenazas, violencias, y las instituciones nos abandonan… Somos conscientes de que la situación de desprotección nos limita la posibilidad de protestar y nos hace más vulnerables. Por ello, las que estamos, hemos decidido que queremos estar, que no nos vamos a quedar inmóviles, no les vamos a dar el gusto. El derecho a huelga no se respeta en nuestro sector, otros derechos tampoco y los reivindicamos… Además, esta huelga va mucho más allá y más acá del 30N. Hay muchas formas y momentos para estar, participar y hacernos oir; y no los vamos a desaprovechar.

III.    La huelga como ruptura-apertura que incorpora sujetas y luchas que hasta ahora no se contemplaban. El aprendizaje es también romper con ideas preconcebidas y darnos como mujeres trabajadoras de hogar una oportunidad de estar. Estamos generando espacios propios en los que vamos construyendo unidad, fuerza y radicalidad. Partimos desde nosotras, politizando lo que nos pasa y construyendo un relato colectivo que está nutriendo a la huelga que, a su vez, se va tejiendo en una clave de apertura a demandas y realidades que exigimos que estén presentes y que van rompiendo el patrón clásico de huelga al uso.

IV.    La huelga como oportunidad. Para nosotras esta huelga es una oportunidad histórica de cambio que nos incluye a todas y todos. La asumimos con ilusión y responsabilidad, sabiendo que no se trata de un proceso sencillo y que hay cosas que, como trabajadoras de hogar y/o mujeres migradas, nos cuestan más. La vivimos también con cierta responsabilidad, por las compañeras que vienen detrás; para que se encuentren con algo mejor de lo que nos hemos encontrado nosotras. La huelga está siendo para nosotras una oportunidad para renacer, para romper con los roles y prejuicios que nos imponen.

La huelga feminista general es de todas, es nuestra. Vamos caminando este camino, no sin dificultades, pero también con muchos momentos que nos emocionan y enorgullecen. Estamos, desde la apuesta de construir un común, aportando desde y entre compañeras trabajadoras de hogar de diversos territorios. Nos estamos articulando más y vamos también enredándonos con compañeras de otros colectivos del movimiento feminista, del que poco a poco nos vamos sintiendo parte.

Por todo esto, nosotras, colectivas de trabajadoras de hogar y de cuidados y mujeres migradas- racializadas y precarizadas, decidimos ser parte activa de este proceso. Nos sumamos a la huelga feminista general porque no queremos quedarnos fuera. Vamos a demostrar nuestra potencia, vamos a hacernos ver y escuchar. Y haciéndonos ver, vamos a vernos y reconocernos entre todas. Nombrando y poniendo en común las cosas que nos incomodan y desmontando las violencias que nos atraviesan. Es mucho, muchísimo, lo que está en juego. Por nosotras, por otras, por todas las que han pringado toda la vida sosteniendo con sus cuerpos un sistema injusto y desigual.

Nos unimos a todas las reivindicaciones de esta huelga, y especialmente como sector exigimos ya:

¡Derogar la Ley de Extranjería!. ¡Regularizar a todas las trabajadoras de cuidados!

¡Erradicar el régimen interno del empleo de hogar!

¡Exigir el derecho al empadronamiento y el acceso a la vivienda para todas las personas!. ¡Incluir a las trabajadoras de hogar en el Régimen General del trabajo!

¡Mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras de cuidados!

¡Establecer para las trabajadoras de hogar un sueldo por encima del salario mínimo!

Griselda Amado y Yolanda Santxo (ATHCA, Araba), Candida Rivas Mendoza  (Bidez Bide Elkartea, Gipuzkoa), Norma Maffare y Flabia Eskarlet
(Mujeres del Mundo, Bizkaia), Mariela Garzón Villota y Biki García  Olazarán (THYCNA, Nafarroa); Silvia Gonzalez y Yolanda Atoy  (Trabajadoras No Domesticadas, Bizkaia).

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