“Para educar a un niño o a una niña … hace falta una buena tribu”

En estas dos últimas semanas hemos estado viviendo el conflicto generado entre la dirección del Área de Servicios Sociales, Acción Comunitaria y Deporte del Ayuntamiento de Pamplona y las ocho entidades de interés social que gestionan los Servicios de Acción Preventiva Comunitaria (SAPC), de ocho barrios de Pamplona.

Profesorado de C.I. Escuela de educadoras y Educadores

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Este servicio está integrado dentro del I Plan Municipal de Infancia y Adolescencia, y viene a
complementar y reforzar el trabajo que el Consistorio lleva a cabo en materia de prevención
dentro del Programa de Atención a la Infancia y Familia (PAIF). 

Como profesoras y profesores de la Escuela de Educadoras, centro integrado de formación
profesional que imparte ciclos pertenecientes a la familia profesional de servicios
socioculturales y a la comunidad, conocemos y reconocemos el trabajo realizado por los
equipos técnicos y el voluntariado que desempeña su labor desde los SAPC en todos los
barrios de nuestra ciudad. Entendemos de la misma manera la acción comunitaria, como
aquella que se desarrolla con todos los agentes presentes en un territorio para dar
respuesta a las necesidades de la comunidad o comunidades, que se convierten así en
agentes proactivos favoreciendo procesos de inclusión, de empoderamiento y de mejora de
las condiciones de vida. 

Frente a esta propuesta de intervención socioeducativa existe un debate que lleva a
repensar la configuración de la ciudad, de sus barrios, y de la participación de la ciudadanía
y la administración en su desarrollo. Nuestros barrios sufren directamente el impacto de un
conjunto de transformaciones de carácter estructural que van más allá de una situación
temporal de crisis, una realidad compleja que implica a su vez reconocer los múltiples
actores que conforman la misma, así como la interdependencia entre la segregación
socioespacial manifiesta en nuestra ciudad o cómo los grupos sociales con distintos niveles
de renta se distribuyen en el espacio urbano, o cómo la densidad institucional a través de
políticas de gasto público están presentes en un territorio y en qué medida agudiza o
contrarresta estas desigualdades. 

Bajo esta perspectiva estructural, existe todo un trabajo humano desarrollado desde hace
más de veinte años por las personas que conforman y apoyan las distintas entidades
sociales y equipos técnicos de los distintos Servicios de Atención Preventiva y Comunitaria.
Una labor a veces visible y a veces difusa, difícil de explicar, pero maravillosa al contemplar
las redes y relaciones que se van tejiendo poco a poco desde lo más pequeño, desde lo más
cotidiano, teniendo como base la protección de la infancia y sus derechos, el desarrollo
social, la salud, el ocio, la participación,… y como finalidad, la utopía de caminar un paso
más cada día tal y como nos la enseñó Galeano. 

En estos tiempo de crisis provocada por el COVID 19, hemos podido comprobar, cómo ha
sido en estos barrios en los que se lleva desarrollando desde hace más tiempo
intervenciones de carácter comunitario, donde han surgido y organizado grupos de cuidado
de carácter vecinal ocupado del acompañamiento a población en riesgo.

En nuestra escuela, donde se forma alumnado en procesos de intervención socioeducativa,
llevamos también más de veinte años manteniendo relación con estas entidades sociales de
los barrios y con sus equipos técnicos, donde nuestro alumnado realiza prácticas
profesionales acompañadas en el desarrollo de acciones y proyectos comunitarios. En este
desempeño formativo el alumnado entra en contacto directo con la comunidad y pone en
práctica competencias profesionales tan importantes como aquellas relacionadas con el
acompañamiento a menores en situación de exclusión, con la participación de la infancia y
sus familias en sus procesos de autonomía, con el mantenimiento de redes sociales de
carácter preventivo, entre muchas otras más. 

Por eso, en estos momentos en los que pensamos que se está poniendo en cuestión la labor
de estos equipos y de las entidades sociales donde se incluyen, queremos mostrar nuestro
apoyo a los mismos, y defender que en estos momentos más que nunca, son necesarios
para minimizar los efectos de la pandemia donde sus efectos están siendo y van a ser más
sangrantes con la población en riesgo de exclusión social, y donde las redes de apoyo y de
cuidado vecinal han sido, son y serán decisivas. 

De la misma manera queremos poner en valor la necesidad de tender alianzas entre la
administración y la ciudadanía y buscar el entendimiento mutuo en cuestiones como la
prevención comunitaria, una praxis más que respaldada a nivel pedagógico y académico.
Necesitamos más que una tribu para educar a un niño y a una niña, necesitamos una buena
tribu, y esto solo se consigue desde estos procesos de construcción relacional con las
comunidades que componen el ecosistema de un territorio, de cada uno de los barrios de
Pamplona/Iruña.

Gehiago