Palabras encadenadas

2016-ko maiatzak 29

Banatu Taldea ha señalado recientemente a ZF-TRW con un Punto Negro del

Paro. Esta acción

visibiliza el origen de la precarización y del Paro, el cual bien

debiera atajarse a través del reparto, a la vez que estimula nuestra

memoria y nos recuerda que estuvimos en una gran manifestación

convocada contra los despidos, a finales de enero.

Nos recuerda que,

como sociedad, no hemos sido capaces de frenar el ERE, a pesar del

clamor social y de la unidad lograda en aquella movilización. Nos

acostumbramos fácil a los descensos, más cuando vamos salvando el

propio pellejo, esquivando las balas e intentando no ver lo evidente,

que mañana nos tocará, fruto de la inacción, una realidad más

preocupante.

Preocupante,

la última e inmerecida derrota del Club Atletico Osasuna, que

complica mucho sus posibilidades de ascenso a Primera División. La

ilusión de la afición rojilla, que militantemente llena los campos

propios y ajenos, nos hace olvidar toda la corrupción que se ha dado

en el Club y su deuda con la Hacienda Foral.

Nos hace olvidar,

incluso, que estuvimos en una gran manifestación convocada contra

los despidos en TRW, a finales de enero. Los efectos del girar y

girar de la pelota parecen hacer mella en nuestros hemisferios

cerebrales, para gran alegría de la gente de allá arriba, y lo de

menos es si el fútbol nos hace sentir “español, español,

español” o por contra, nos lleva a pitar el himno nacional

estelada en mano. Para colmo, hoy todos los políticos quieren ser

como Simeone. El fútbol es así y, además, tirando de tópicos, no

hay rival pequeño.

Pequeño

es el grupo de personas que buscando refugio han llegado a nuestra

tierra. Más que pequeño, ridículo y vergonzoso, dada la magnitud

del problema y la responsabilidad humana y política que tenemos como

personas y como continente europeo. La apuesta es que Turquía nos

haga el trabajo sucio y aquí paz y después gloria, allá guerra y

depués el infierno. Todo indica pues, que los efectos del discurrir

del capital a lo largo y ancho del planeta han hecho mella en

nuestros hemisferios mundiales, insoportablemente desiguales,

criminalmente relacionados.

Al hilo, hace un mes, Martes al Sol nos

recordaba que habían pasado tres años desde que más de mil

personas, mujeres en su mayoría, murieran aplastadas confeccionando

ropa barata para occidente, en Bangladesh. Siglo XXI, ropa, coltan y

otras mercancías manchadas de sangre.

Sangre

no parece que corra por mis venas cuando describo todo esto poniendo

una palabra detrás de otra en lugar de salir a la calle a hacer algo

más productivo, que ni siquiera la llamada de mi compañía de

telefonía ofreciéndome una Visa ha logrado separarme de la

pantalla. Al menos, no la he aceptado y he seguido escribiendo

palabras, malditas palabras encadenadas, rompamos las cadenas.

Gehiago