Nochixtlán, represión y muerte en Mexico

2016-ko ekainak 29

En el estado de Oaxaca, Mexico, los y las maestras, con el apoyo de
la población, rechazan la reforma educativa que el Gobierno de
Enrique Peña Nieto pretende imponer con el fin de contentar al Banco
Mundial, entidad con la que tiene comprometida una serie de reformas
estructurales: la llamada “Alianza Estratégica para México”.

Esta reforma educativa está orientada por los mismos principios que
rigen otras reformas impulsadas por instituciones neoliberales en
otras geografías y calendarios: la privatización y la
mercantilización de la educación y de otros servicios y bienes
públicos. Así mismo, la oposición a dicha reforma se basa, al
igual que en tantos lugares, en la defensa de una educación pública
y gratuita.

Se trata de una lucha fuerte y decidida por parte del profesorado,
con movilizaciones sostenidas y con gran capacidad de incidencia, muy
molestas para el Gobierno. Este era el caso del bloqueo en Nochixtlán
de la autopista que comunica Mexico DF con Oaxaca, el pasado 19 de
junio. Los Federales llegaron por cientos, con armas de fuego que
emplearon durante horas contra la población que resistía a la
represión. Diga lo que diga la versión oficial, doce personas
murieron a manos de la Policía, tras una batalla en la que sólo una
de las partes tenía armas de fuego.

Peña Nieto, quien no parece tener la mala fama oficial de Maduro, se
paseó por el Estado Español hace dos años, apenas importunado por
pequeños grupos de militantes y siendo recibido, entre otras
“autoridades”, por los entonces Reyes, hoy eméritos, y por el
electoralmente reforzado Mariano Rajoy, el demócrata, muy demócrata
y mucho demócrata. Una veintena de acuerdos bilaterales entre España
y Mexico vieron la luz tras esa visita. De hecho, las relaciones
entre ambos estados son fluidas y estables. Por ello, España guarda
silencio, como lo ha guardado anteriormente ante los hechos de Acteal
o Iguala. Es la economía, estúpido, nos grita la realidad
directamente al corazón.

De hecho, pocas referencias podremos encontrar a estos sucesos en la
prensa ibérica. Son muertes que quedan fuera del foco mediático,
que no suponen réditos para nadie. Romper el silencio y reclamar el
respeto de los derechos humanos en Mexico parace algo difícil en una
democracia asentada como la nuestra. Asentada ¿en qué?, en el
desarrollismo más voraz, en los mercados y sus excesos, en las
relaciones internacionales desiguales e injustas, en la
competitividad individualista, en la corrupción y en la mentira.
Pues eso, muy asentada y poco democrática.

Desde estas líneas, un abrazo para las gentes de Nochixtlán en las
que el miedo aún perdura. Trataremos de estar vigilantes a este lado
del Atlántico, para por lo menos, contar lo que pasa.

Gehiago