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El debate sobre la investidura del nuevo gobierno se ha convertido en el pan nuestro de cada día, un pan, que se ha vuelto duro como una piedra y con el que poco más se puede hacer que tirarlo. No hace falta ser un iluminado de la política para entender que el proyecto español ha tocado a su fin, y ha tocado a su fin, porque aquellos que viven en lo que podríamos llamar la España sociológica (Castilla, País Leones, Asturies, Cantabria, Murcia, Andalucía, Aragón y Extremadura), no han aceptado nunca la diversidad territorial del Estado español y sus diferentes componentes lingüistico-culturales. O sea, han querido ser “ciudadanos del mundo” pero en español y con España como telón de fondo, y así de esta manera, esta claro que no se puede entender lo que otros son o dicen sentir respecto a su procedencia histórica o su identidad nacional

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La próxima investidura y en definitiva la legislatura al completo, se plantean como una montaña rusa donde se pretende llegar a consensos cuando se parten desde lógicas antagónicas, por un lado, el PSOE pretende el apoyo de los partidos soberanistas, mientras que por otro lado, niega cualquier tipo de concesión real en materia de autonomía política o de derecho a decidir para el pueblo catalán, vasco o gallego. De aquellos barros estos lodos, lodos, que no solo afectan a los anteriores territorios históricos, sino que por igual y dentro de la España sociológica, pueden afectar y han afectado como hemos visto actualmente, a territorios como el leones; cuando se hacen chapuzas administrativas sin base histórica ni la debida sujeción sociológica, con el paso del tiempo lo que parecían castillos sobre leones se tornan en naipes que caen temblorosos con un mero soplo de aire.

En el otro lado del tablero, organizaciones como EH Bildu o Esquerra Republicana, platean una abstención por el miedo a lo que pueda llegar, un gobierno del PP y VOX apuntalado por el moribundo partido político de Ciudadanos. Posibilidad esta última, que sería terrible para los derechos nacionales y sociales de los pueblos vasco, catalán o gallego. Afectando de igual modo, a todas aquellas organizaciones y personas feministas, ecologistas o de izquierdas en general, del conjunto del Estado español.

El futuro es más bien incierto y la solución algo imparable, mientras que la España sociológica se radicaliza frente a otros territorios del Estado, sucede lo mismo en dichos territorios pero a la inversa, el ultranacionalismo español ( VOX) es prácticamente testimonial en lugares como Catalunya, Galiza o Euskal Herriak. Con esta radiografía social tan polarizada solo se puede plantear una salida para poner fin al conflicto territorial, Referendum, Referendum y Referendum. Sin esta premisa clara, solo nos espera un futuro de mayor tensión social, crispación política e incluso, y esperemos que no, de violencia.

Seguramente habrá investidura, del mismo modo que es muy probable que haya una legislatura más corta que larga, pero lo que sí que es una evidencia, es que no habrá estabilidad ni para unos ni para otros, hasta que no se establezcan unos puentes y un dialogo que es necesario para superar la tempestad territorial que vive el Estado Español ,y que duda cabe, que le toca mover ficha al ejecutivo español.

Somos unas cuantas, aquellas personas las que pese a formar parte de lo que yo he venido a denominar la España sociológica, apostamos firmemente por una resolución pacífica y consensuada del conflicto socio-político y territorial que vivimos en la actualidad, por ello, insisto en estas líneas a todos y todas aquellas que viven o forman parte de esa construcción social, de que no serán menos por entregar más libertad, no serán peores por ser más pequeños, que tampoco, serán menos patriotas -quien desee serlo- por dejar que otros quieran decidir bajo que país desean vivir.