Monumeto, símbolo, propuesta.

En una ciudad en que hemos asistido a la destrucción de su patrimonio histórico, sorprende el interés en mantener un elemento arquitectónico distorsionador. Añoro el proyecto urbanístico de Serapio Esparza que cerraba el segundo ensanche de Iruña mediante un amplio parque abierto a las panorámicas de Iruñerria.

Mikel Sorauren

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Era mucho pedir a gentes
que ven en los aluviones de nuestra cuenca solamente espacio
susceptible de cemento. Por lo demás ¡Qué pierde el arte universal de
desaparecer un cupulone de diseño degradado, lamentable mixtura entre
el Panteón romano y el teatro stalinista de Novo Sibirks! Una planta
central en la base, en forma de cruz; ni sala de conferencias, ni de baile,
aunque el agujero pudiese servir de urinario ¿Tal vez como hicieron los
iraníes con el Mausoleo del Sha? 

La simple desaparición del Monumento a los Muertos en la
Cruzada puede no ir más allá de un gesto, pero la permanencia hasta hoy
del mismo evidencia valores y proyectos políticos en hibernación de parte
de sus valedores. Peor todavía; es el convidado de piedra que nos
recuerda la superficialidad de la presunta transformación del sistema
jurídico implantado por Franco. Porque seguimos en la legalidad
franquista ¿No es cierto? ¿Qué autoridad soberana, o texto jurídico
primordial -Constitución- ha declarado fuera de la ley el poder instaurado
por los protagonistas del Alzamiento de 1936? A decir verdad, la
desaparición sin más de este símbolo no me moverá a dar por finiquitado
el Franquismo. La pervivencia de este equipamiento urbano expresa el
poder que ejercen de facto en la presente situación quienes añoran
aquella forma de Dictadura, a cuarenta años vista de su presunta
desaparición. Ingenuidad supina parece pretender que esta gente asuma
valores que contradicen sus planteamientos. Sostener únicamente el
desmantelamiento del frente sur de la plaza que fue diseñada para
acoger ese monumento, no nos liberará de las propuestas de
reconstitución del viejo Régimen de la Dictadura, y renombrar -sin más-
ese espacio con el etéreo nombre de la Libertad tampoco aclara el
panorama. Difícil parece la convergencia en un punto que para unos es
igualdad, respeto y tolerancia y para quienes levantaron el conjunto
arquitectónico es imposición y sujeción del contrario. El consenso es
posible en la identificación de valores. Son buenos el Trabajo creativo y la
Libertad que reconoce al contrario; pero es terrorífico el planteamiento

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nazi de tales principios que denomina libertad a la destrucción de quien es
considerado ajeno al propio grupo humano y al disidente. 

El espacio que conforma la Plaza que enmarca el monumento,
carece de solución formal y es de difícil reconversión desde una
perspectiva simbólica. Su construcción supuso el cambio de función de
un espacio que mantenía abierta la ciudad hacia lo natural, mediante la
transición de un parque apacible. La transformación en plaza de estética
militaroide, encuadrada entre sus crujías cuarteleras y culminada con la
cúpula y fachada de sobriedad exacerbada y amenazante del Mausoleo
que parece buscar el sometimiento de quien la contempla resulta inútil.
¡Cualquier intervención que aleje la imagen de la finalidad a que se dedicó
en principio está de más! Únicamente el esfuerzo que supone el
desmantelamiento del conjunto me lleva a plantear que la reconversión se
limite a la desaparición del monumento. La ciudad puede así ganar cierta
perspectiva hacia el exterior. Tal vez fuese posible cerrar el hueco
mediante la prolongación de la galería arcada, que deja ver el arbolado
posterior. 

Pero, en definitiva, a pesar de considerar interesante la liberación
de nuestros callejeros de la onomástica y simbología de la Dictadura,
siento en ocasiones que el interés de algunos en esta transformación no
suponga otra cosa que un simple blanqueo de la realidad político y social
en la que vivimos; en tanto los planteamientos autoritarios siguen siendo
una realidad patente en gentes e individuos a quienes se reconoce como
adecuados para formar parte de una sociedad que se afirma libre y
democrática. Todo ello a pesar de la disposición que mantienen para
obstaculizar la recuperación de la libertad e igualdad de sus congéneres,
cuando impiden que nuestra sociedad pueda liberarse de tantas trabas
como quedan implantadas por la Dictadura.

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