Martin Villa, la Querella argentina y los crímenes del franquismo

La noticia ha sido difundida profusamente por los medios. La Cámara de Casación argentina ha rechazado el recurso de CEAQUA (Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina) contra la anulación del auto de procesamiento de Martín Villa, dictado este último en su día por la jueza Servini.

Miren Egaña, Aitor Garjon, Amaia Kowasch y Piru Zabalza, Sanfermines-78: gogoan!

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Los titulares de los grandes medios, en cualquier caso,
han dado a entender lo anterior como la exculpación y triunfo total del
ex ministro y una derrota sin paliativos de quienes le acusaban de
crímenes contra la humanidad. Pero poco o nada hay de eso. Veamos.

Empecemos por el principio. La querella argentina es una macro causa
que integra a su vez alrededor de mil querellas y denuncias presentadas
por distintas personas a nivel individual y asociaciones memorialistas.
Mil iniciativas en demanda de justicia que antes se habían estrellado
contra los muros de los juzgados españoles. Los mismos jueces que no
habían dudado en aplicar los principios de la justicia universal a
criminales argentinos, chilenos, guatemaltecos, salvadoreños…, se habían
negado en redondo a admitir siquiera a trámite las querellas por los
crímenes franquistas: asesinatos, desapariciones, robo de bebés, trabajo
esclavo, expolio patrimonial, cárcel, torturas… “Sentencias vendo y
para mí no tengo”, parecían decir sus togadas señorías.

La querella argentina está siendo instruida por la jueza María Servini
de Cubría, titular del Juzgado Federal Criminal y Correccional n.º 1 de
Buenos Aires, cuya competencia abarca todo el territorio argentino y
que, además, es la máxima instancia judicial en materia electoral en ese
país. Es decir, no estamos hablando de un pequeño juzgado de paz local,
sino de una alta instancia de la justicia argentina.

En 2013 y 2014, tras cuatro años de investigación, la jueza Servini
imputó a 22 altos cargos y responsables policiales franquistas por
distintas muertes y sustracción de menores enmarcadas en un contexto de
crímenes contra la humanidad. Entre ellos se hallaban ex ministros
franquistas, policías y guardias civiles, militares, jueces.., de los
que algunos ya han fallecido (Billy el Niño, Utrera Molina, Licinio de
la Fuente…), y otros siguen vivos (Martín Villa, el capitán de la
guardia civil Jesús Muñecas, el ex ministro Fernando Suárez…), siendo
titulares de grandes honores y no menos importantes patrimonios,
pensiones y rentas.

Es importante señalar lo anterior, porque si bien los últimos hechos
relevantes en relación con la querella argentina se han centrado en la
figura de Martín Villa, todas las imputaciones antes mencionadas siguen
en pie y otras más (responsables políticos y policiales de los
sanfermines de 1978), están en curso, pendientes de próxima resolución.

De estas imputaciones, el caso de Martín Villa pasó en 2021 a un
escalón procesal superior, pues la jueza entendió que de las doce
muertes a él referidas, había cuatro (3 de marzo de Gasteiz y
sanfermines de 1978) por las cuales debía ser ya procesado
criminalmente. En cualquier caso, seguía estando imputado también por
las ocho muertes restantes (semana pro-amnistía de 1977, semana negra
madrileña del mismo año,…), a expensas de lo que de ahí pudiera
derivarse penalmente más adelante.

Recurrido por Martín Villa este auto de procesamiento, la Cámara de
Apelaciones lo revocó por entender que no existían pruebas suficientes
para adoptar tal resolución pero, y esto es muy importante, sin anular
ni archivar el caso. Por el contrario, se reclamaba a la jueza Servini
que profundizara más en los hechos investigados. Es decir, Martín Villa
seguía estando imputado por un total de 12 muertes agravadas en un
contexto de crímenes contra la humanidad y es en esta situación en la
que estamos ahora de nuevo tras la última resolución dictada por la
Cámara de Casación.

La querella argentina es la única abierta en el mundo por los crímenes
contra la humanidad cometidos por el franquismo. Solo por esto debiera
merecer el apoyo y simpatía de todas las personas demócratas y amantes
de la justicia de cualquier lugar del estado español. Pero sin embargo
no es así. La losa del silencio y la impunidad con la que se cubrieron
estos crímenes sigue teniendo importantes apoyos mediáticos, políticos,
institucionales y judiciales. A pesar de ello, la partida hay que
jugarla hasta el final. En ésta, hay veces en que vienen cartas malas y
otras en que son mejores, pero nunca hay que levantarse de la mesa
mientras haya juego. Lo decía Bertolt Brecht: “Los vencidos de hoy son
los vencedores de mañana…. Lo seguro no es seguro”. Tiempo al tiempo.

Estamos en el descanso. Falta aún el segundo tiempo y hay empate. Las
imputaciones siguen en pie, pero los goles de los procesamientos tardan
en llegar. A quienes nos dicen que la tarea es imposible les decimos que
cuando esta se presentó, hace ya 12 años, nadie podía pensar que se
hubiera podido llegar tan lejos: que la querella fuera admitida en
Argentina tras tanto portazo hispano; que hubiera 22 imputaciones a
altos cargos franquistas; que se solicitaran sus extradiciones y se
pusiera en solfa internacionalmente la política de impunidad española;
que se procesara a Martín Villa, capo di capi de la represión
franquista… Y en estas estamos, la partida sigue. Los goles llegarán.

La exigencia de Justicia, junto a las de Verdad, Reparación y Garantías
de no Repetición, es una de las cuatro patas esenciales de la memoria
histórica. Si falla alguna de ellas las demás resultarán tocadas y el
banco se tambaleará. Ni en el estado español, ni en Argentina, la
exigencia de justicia debe ser minusvalorada ni abandonada. Hay que
pelearla hasta el final.

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