Los datos no mienten, pero engañan

En estos últimos meses no hago más que escuchar que se han creado no sé cuántos miles de puestos de trabajo, que ha bajado el paro por no sé cuántas veces consecutivas y que esto ha sido gracias a un partido que se preocupa por hacer políticas serias que nos hagan superar la crisis.

Eneko Paez, Delegado de CGT en ZF-TRW

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Como trabajador y sindicalista puedo decir que esos datos de los que hablan son una realidad; en

ZF-TRW, el mes pasado contrataron más de 200 personas con contratos temporales, gracias a la

Reforma Laboral. Los datos no mienten.

Ahora bien, supongo que la mayor parte de la sociedad navarra no se habrá olvidado de que hemos

sido noticia durante meses por la amenaza de despido de 250 trabajadores/as o el cierre de la planta,

que finalmente se materializó en 101 despidos entre marzo y abril y 22 pendientes para diciembre.

Todo esto también gracias a la reforma laboral, despidos por causas económicas, organizativas y

productivas. Causas totalmente falsas, tal y como lo dijo el Tribunal Superior de Justicia de

Navarra, pero en fin…

Despedimos 100 fijos/as y contratamos a más de 200 eventuales. ¡Ésta es la creación de empleo de

la que se habla últimamente!! No es mentira, pero que no nos engañen. Si antes la empresa nos

decía que tenía pérdidas y que la única solución pasaba por los despidos, ahora con 100 trabajadores

más que antes (pero eventuales), nos dice la empresa que tiene ganancias.

Todo apunta a que, (con el apoyo de algunos y la abstención de otras….) este partido serio que mira

por nosotros va a seguir gobernando con este tipo de políticas (y peores), emanadas desde Europa,

encaminadas a destruir el empleo fijo y las condiciones de trabajo, así como a dirigirnos a la espiral

del empleo para unos días (con suerte para unos meses), y a callar. Hace tiempo me quedé

sorprendido, cuando un amigo me enseñaba su contrato de trabajo recibido por sms en el móvil

“renueva usted para 2 días más”. Algo que va siendo cada día más habitual.

Podemos hablar de infinidad de cuestiones sobre este sistema que nos obligan a acatar, un sistema

que está basado en que para que una minoría se mantenga e incremente su riqueza y sus privilegios,

la gran mayoría tenemos que estar controlados, trabajar en peores condiciones y agradecidos a sus

decisiones que una y otra vez nos aprietan para “salvarnos”. Para que todo funcione, tiene que haber

siempre un determinado porcentaje de paro y de exclusión, para que quien trabaja tenga siempre esa

presión de que puede ir al paro y se mantengan en la sumisión; también tiene que haber un un

determinado nivel de consumismo, que es la zanahoria con la que incentivan.

Por el contrario hay quienes seguimos intentando hablar de trabajar menos para trabajar todas y

todos, de repartir el trabajo y ganar en calidad de vida, de una sociedad más justa en la que la

satisfacción de las necesidades más básicas se atienda antes que lo superfluo. Pero por lo general, se

prefiere dar unos eurillos de nuestro dinero a dar unas horas de nuestro trabajo, que tontería.

Y yo me pregunto, si quienes mantenemos todo esto somos mayoría, ¿por qué no podemos

cambiarlo? Seguramente nos dejamos atrapar en esa pulsión que nos generan entre el miedo y la

inseguridad (palo) por una parte, y, por otra, la aspiración (zanahoria) a formar parte de esa minoría

rica o de políticos vividores. Lo cierto es que asistimos con excesivo conformismo a una sociedad

cada vez más injusta e irracional: de exclusión, de paro, de desahucios…, situaciones que van

atrapando a entornos cada vez más próximos. Si nos conformámos con “esto es lo que hay”,

renunciamos al cambio.

Gehiago