Los congozantes también son corresponsables de la situación en Afganistán

Entre el desastre, el horror y algún monosílabo, Alejandro Toquero, alcalde de Tudela describe en tres tweets estos días su impresión sobre lo que está sucediendo en Afganistán. No tiene pensamientos o palabras que relacionen estos 20 años de invasión de la OTAN con la continúa actividad militar en Bardenas, sabemos que sería pedirle demasiado.

Noemí Solanas Bardenas Libres

2021-ko abuztuak 31

Nosotras, queremos hacer nuestra aportación y hacer varios apuntes, que ayuden cuando menos, a exigir explicaciones y datos sobre la responsabilidad de quienes alquilan esta tierra para exportar la barbarie en nombre de la democracia a otros lugares por cierto, que no han pedido nuestra ayuda.

El acuerdo que Trump y los talibán firmaron en febrero de 2020 se hace efectivo estos días, poniendo en evidencia el derrumbe del gobierno corrupto sostenido por la OTAN estos 20 años, y el abandono del país a la locura fascista del fundamentalismo religioso, que fue financiado y armado previamente por EE.UU en diferentes ocasiones.

Afganistán no siempre fue lo que hemos conocido a través de los informativos estos últimos 20 años. En 1978 el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) de ideología socialista, consiguió llegar al poder tras la revolución Saur, a través de la cual se pusieron en práctica políticas radicales que ponían en riesgo los intereses imperialistas, religiosos y feudales de la región.
Esta revolución por decreto, apoyada por millones de trabajadoras y trabajadores afganos, supuso cambios como la confiscación de las tierras a los señores feudales y a la familia real sin compensación, para distribuirse después entre los y las campesinas sin tierra, se hizo una distribución equitativa del agua y el establecimiento de cooperativas campesinas, se lanzaron grandes campañas de alfabetización (en 1984 un millón y medio de personas habían completado los cursos). La vida para las mujeres, los y las niñas también mejoró enormemente en la época socialista. La República Democrática de Afganistán (RDA) cambió los tribunales religiosos por civiles, elevó la edad nupcial de 8 a 16 años, creó miles de puestos de trabajos para las mujeres, con guarderías incluidas, estableció el permiso de maternidad de tres meses con salario, criminalizó el matrimonio de niñas y el casamiento forzoso, sembró el país de escuelas…

Sin embargo, para frenar los cambios sociales y económicos que se estaban dando en la zona, la CIA financió y armó yihadistas que lanzaron su ofensiva contra los “infieles comunistas” desde Pakistán. El ejército soviético que durante 10 años apoyó la lucha contra el yihadismo, se retiró en 1989 por mandato de Mijail Gorbachov, ayudando así a EE.UU a conseguir los objetivos estratégicos en Afganistán. En 1992, los Muyahidines, apoyados por EE.UU entraron en Kabul, e instalaron la República Islámica, desde entonces miles de afganas han sido violadas, torturadas y asesinadas por el tándem islamistas-OTAN, habiendo creado un narco-estado absolutamente corrupto y violento.

Ante la participación del Ejército español en esta y otras guerras, algunas darán como válida la excusa de la ayuda humanitaria de hecho, esta invasión se ha maquillado de solidaridad hacia las mujeres y en nombre de la democracia se han invertido millones y millones de euros. Sin embargo, a nosotras la realidad nos pone delante otro tipo de intereses.
Sabemos muy poco sobre la implicación del Estado Español, y en concreto sobre lo que sucede en el polígono de tiro de las Bardenas, dentro de la dinámica belicista de la OTAN y la UE. Desconocemos exactamente qué recursos armamentísticos y económicos se han comprometido con Afganistan, y/o cuáles se han hecho llegar gracias al papel que juega el polígono de tiro de Bardenas.
En 2009, el ministerio de Defensa español enviaba a Herat 55 toneladas de ayuda humanitaria donada por empresas como Atlético de Madrid, BBVA o CEPSA entre otras, todas empresas colaboradoras de una u otra manera con la fabricación de armamento o el expolio de recursos en el planeta. Resulta irónico y doloroso ver cómo se retroalimenta el negocio de la guerra, maquillada de falsa humanidad.
También sabemos por los medios, que tanto esta ayuda, como las armas y material bélico, que muy probablemente se probarían en el polígono de tiro de Bardenas, pudieron quedar y quedarán en manos de los talibán.

Parece que los ayuntamientos congozantes, los valles y el Monasterio de la Oliva o incluso los ayuntamientos que no gozan de la Bardena y sufren el uso militar de la misma, no se cuestionen su responsabilidad, nuestra responsabilidad ante la situación que se está dando en Afganistán y, que seguirá dándose en otros lugares si no hacemos nada por evitarlo. El abandono del pueblo afgano a la barbarie talibán debería servirnos para hacernos cargo de nuestros actos, y además de congozar de la Bardena, con-responsabilizarnos de cómo la hacemos.

Las maniobras militares que se practican en Bardenas, como el resto de las bases militares comprometidas con EE.UU están sometidas a sus intereses geopolíticos y económicos. La guerra de Afganistán no acaba aquí, como tampoco acabó Irak, Libia, Siria o Yemen. Aquellas que nos horrorizamos desde la honestidad, sabemos que estas instalaciones militares han sido necesarias y utilizadas por la OTAN para invadir y saquear Irak, donde no hubo armas de destrucción masiva, Libia destrozada en base a mentiras y especulaciones, Siria, lugares prósperos que hemos ayudado a destruir.…

Quizás los monjes de la Oliva en un alarde de generosidad, además de rezar por las almas de las mujeres afganas, decidan donar los 400.000 € anuales, para reparar el daño que ellos han contribuido a generar. O quizás, alguno de los ayuntamientos congozantes empiece a cuestionarse la vergüenza moral de ingresar 400.000 €/año manchados de sangre. Quizás, sea el momento de poner las miserias que supone alquilar nuestra tierra para la guerra, de nuevo sobre la mesa. Quizás, aquellos que se posicionan a favor de este polígono militar no puedan dormir tranquilos, porque las muertas que han ayudado a asesinar les visiten por las noches en sus hasta ahora tranquilos sueños. Por el momento, quienes no duermen tranquilas son las personas que intentan salir de Afganistán, y quiénes desde aquí, ponen todo su empeño en traer a sus familiares y amigos, en un desquiciante trámite de incierto desenlace. Esa es la pesadilla que estos días viven Aziz y Silvia, vecin@s de Tudela. Desde estas líneas queremos hacerles llegar nuestro afecto, nuestro cariño fraterno y toda nuestra solidaridad.

Gerrarik Ez!!!
¡¡¡Las guerras empiezan aquí!!!
¡¡¡Fuera militares de las Bardenas!!!

Gehiago