Llegó el momento del convenio de intervención social, sí o sí.

Nos encontramos en un momento histórico para poder conseguir el primer convenio de Intervención Social en Navarra. Un convenio que terminaría de paliar con la precariedad en la que se encuentra el sector y unificaría las condiciones laborales.

Izaskun Esparza

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La intervención social es aquel trabajo desarrollado por profesionales que intervienen, apoyan, asesoran y acompañan a personas adultas y menores en situaciones de vulnerabilidad social, en exclusión o en riesgo de estarlo, en situaciones de violencia de género, de abandono etc. con el objetivo de que puedan superar los obstáculos que les impiden avanzar en su desarrollo humano y en la mejora de su calidad de vida, así como en su integración y promoción social.
Esta intervención la desarrollamos educadoras, auxiliares, psicólogas, trabajadoras sociales… en unas situaciones a veces hostiles, sin que se conozca, ni reconozca el valor de nuestro trabajo a nivel social, laboral, ni institucional. Y a nivel profesional, partimos de unas condiciones laborales de precariedad, que nos dejan en una situación de indefensión tanto por parte de las empresas adjudicatarias de los concursos públicos, como de la propia Administración.
Es un trabajo con una gran implicación emocional y con grandes cargas profesionales, un sector feminizado y precarizado donde no se reconocen pluses, ni de nocturnidad, turnicidad o festividad, aunque trabajemos en servicios donde la presencia de profesionales es 24 horas al día 365 días al año. Con unos salarios generales que rozan el mileurismo.

Otras categorías, como la de las auxiliares, están mas cerca del Salario Mínimo Interprofesional.
Estas categorías surgen para precarizar aún más la situación laboral de estas personas que no apoyan ni auxilian a nadie, ya que son las únicas personas responsables en el turno. La remuneración económica en este sector es de precariedad absoluta.

Además, el sector lleva mas de 10 años con salarios congelados, lo que significa que somos un 11% más pobres.
Como profesionales, garantizamos con nuestra implicación y sobreesfuerzo una intervención de calidad, y en muchos momentos nos olvidamos de nuestra precaria situación laboral, priorizando las necesidades de las personas usuarias.
No hay calidad con precariedad. Sumemos fuerzas para hacer realidad el primer convenio de intervención social en Navarra y dignifiquemos la profesión.

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