Las obras en el parque de Irubide, otro ataque de la derecha
Los malos modos y un permanente desprecio al valor de la participación ciudadana vuelven a tomar forma en un lugar tan emblemático y querido como el del parque de Irubide, de creación vecinal.
Joxe Abaurrea. Concejal de EH Bildu en el Ayuntamiento de Pamplona-Iruñea.
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Lejos quedan los años 2002 cuando se aprueba el vigente Plan Municipal que ya preveía
el vial de Irubide, con protestas y desacuerdo del vecindario de la Txantrea. Volvería a ser
protagonista este tema en el 2007 con la aprobación del Plan Parcial Chantrea sur que mantenía
ese vial de borde al sur del barrio con cuatro carriles y diseño propio de una ronda interior en la
Ciudad. A pesar de las dudas que se suscitaron en algunos sectores sobre la posibilidad de
conseguir forzar una modificación de ese Plan, el barrio reunido en asamblea decidió seguir con el
rechazo a ese diseño y buscar una alternativa razonable. Trabajo intenso, movilizaciones muy
numerosas y, al final, un compromiso con todos los grupos salvo UPN para reconsiderar ese vial y
convertirlo en una calle tranquila.
Como el Ayuntamiento de UPN nunca quiso atender a esta cuestión tuvo que ser el propio barrio
el que realizase su propio proceso participativo para buscar concretar esa alternativa. Además de
definirla se exigió que, en su momento, se realizasen a la vez tanto las obras de urbanización
como las de implantación del nuevo parque público. Y que se fuese especialmente cuidadoso con
la forma en que se intervenía en el parque de Irubide.
Al llegar 2015 hubo ocasión de configurar un gobierno de cambio y tratar de cumplir aquellos
compromisos y deseos populares que UPN nunca quiso aceptar. Para ello se puso en marcha un
concurso de proyectos con proceso participativo vecinal para el diseño del nuevo parque al sur del
barrio junto a la Magdalena. Un concurso que incluía un diseño innovador de esa calle 30
propuesta por el barrio y que consiguiese un triple objetivo: ser exclusivamente una calle de
carácter vecinal y no zona de paso a tráfico ajeno; dejar de ser una barrera para convertirse en
una calle permeable al parque y a la Magdalena con zonas de coexistencia; y tener el menor
impacto posible en el actual parque vecinal de Irubide. Es verdad que el nuevo parque será casi
10 veces mayor que el actual, pero no es menos cierto que hay muchas emociones y mucho
apego al parque de Irubide y eso exigía ser muy cuidadosos.
El resultado de todo ello dio como fruto un parque con un diseño sostenible, medioambientalmente
avanzado, con una calle amabilizada con tráfico domesticado y espacios de coexistencia tal y
como ya se había solicitado en aquel proceso de 2007. Y se ratificó el compromiso de no iniciar la
urbanización de las calles si no era a la vez que el parque. Y de analizar la zona de arbolado
afectado para incorporar todo el posible a la nueva urbanización; y el afectado irremediablemente
para poder trasplantarlo en otras zonas del nuevo parque. Así se dejó previsto junto a la idea de
comenzar los trabajos del parque por la zona del puente de la Magdalena y de las huertas de las
Josefinas, antes que la urbanización de la calle 30.
Desgraciadamente, ahora en manos de las derechas la gestión de estas obras, han decidido
hacerlo todo al revés. Probablemente incluso para fastidiar a un barrio que ha sido hasta ahora
sujeto de las decisiones fundamentales en este asunto. Algo intuíamos porque le recordamos al
concejal de Urbanismo esos compromisos antes del verano sin que obtuviésemos confirmación
alguna al respecto. Por eso, justo antes de que se produjese la tala de árboles y de que
supiésemos que estaba a punto de suceder, presentamos ante la Gerencia de Urbanismo una
serie de preguntas en este sentido y lanzamos una nota de prensa exigiendo que se cumpliesen
estos compromisos y que se fuese transparente con el barrio. Pero en vez de esperar a explicar
los planes de obra existentes e informar al vecindario de los planes existentes han acelerado el
ritmo y han empezado por la parte más delicada, la más dolorosa y, por lo que hemos podido
contemplar, sin atender a esos compromisos comentados.
No cabe sino denunciar públicamente esta actitud y llevar cuantas iniciativas sean precisas para
conseguir que las obras se realicen conforme a lo establecido y de la forma más cercana al deseo
vecinal. Y realizar un seguimiento exhaustivo de la marcha de estas obras para, llegado el caso,
realizar las denuncias precisas y exigir las rectificaciones que procedan. Han sido muchos años y
mucho trabajo para llegar a un buen resultado, al mejor resultado posible, un resultado altamente
consensuado, y es desolador contemplar que una mala gestión lo pueda enturbiar todo.